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EL AGOSTO DE FRANCISCO TOLEDO

Vacaciones a medio gas

Agosto debería de ser el mes de vacaciones para cualquier rector universitario. Sin actividad académica este mes supone un punto de inflexión y respiro después de las dos convocatorias monumentales que jalonan el principio y fin de curso: la preinscripción, que se consuma en julio tras la selectividad, y la matrícula, que se formalizará en septiembre. No obstante, Francisco Toledo, rector de la Universidad Jaume I de Castellón asume este intervalo como una tregua sólo a medio gas y sus días discurren entre la casa de campo, donde descansa, y el campus de 13.000 alumnos, que ofrece una insólita imagen al estar prácticamente deshabitado. "Cualquiera que me conoce sabe que no puedo desconectar más de quince días seguidos, por eso las mañanas de la primera y última semana del mes las dedico a concluir algunos proyectos y poner en marcha otros", dice el rector, licenciado en Matemáticas por la Universitat de València.

La total desconexión llega para Toledo las dos semanas centrales del mes, que pasa en la casa de campo de su suegro, situada en la zona de La Marjalería, donde acude también las tardes de su primera y última semana de vacaciones oficiales. Aquí comparte su tiempo con sus dos hijos, Sergio y Mónica, de 13 y 9 años, respectivamente, y su mujer María Teresa. Procura no viajar en agosto, porque su trabajo le obliga a realizar como mínimo dos viajes al mes. Y se siente privilegiado este mes adueñándose de su tiempo, que gestiona practicando aficiones y en compañía de sus hijos. "Tengo necesidad de hijos y ellos de padre y aprovechamos para regalarnos el tiempo mutuamente".

En agosto Toledo arrincona el traje y la corbata, y los sustituye por los pantalones cortos y las prendas deportivas para correr por la huerta a diario una media de catorce kilómetros. Sólo, o en compañía de Sergio, que se pega con la rueda de la bicicleta. La afición, que el resto del año se restringe a dos o tres días, supone para el rector una válvula de escape a la tensión, que arrastradesde que asumió dos vicerrectorados. El plan de entrenamiento en agosto se intensifica y puede acompañarse de sendas sesiones en remojo, en la piscina de la casa, o de bailoteo, porque Mónica practica danza contemporánea y española, y "el papá, si es preciso, se arranca".

Su ostensible fama de manitas se deja ver también en agosto: como repostero en la cocina, con su especialidad, la tarta de chocolate con zanahorias, y en la marquetería, cuya última pieza es una casa de muñecas para Mónica. Intenta, eso sí, esquivar todo contacto con las teclas de un ordenador: "No tengo Internet ni en mi residencia habitual, ni en el lugar de retiro. Es una forma de no facilitarme el acceso y de desconectar, aunque lo hago a través del teléfono", remacha el también catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y profesor de Informática en la Universidad Jaume I. Toledo se divierte con cortas salidas en familia y con un amplio espectro de música que escucha en vacaciones.

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