Flamenco en cilindros de cera

Los cilindros de cera vienen a ser la prehistoria de toda la discografía que se ha producido hasta hoy. Su periodo de vigencia fue de 1889 a 1905, y en él ya hubo grabaciones flamencas. Pero antes hubo otros cilindros de soportes más frágiles aún, como la hoja de estaño y la de papel parafinado, los dos con el grave inconveniente de que consentían escaso número de audiciones y se deterioraban enseguida, por lo que no se conserva -que yo sepa- ninguno de esos cilindros originales. En los mismos, sin embargo, hubo ya temas flamencos, y de ello da fe alguna información como la que acaba de rescatar de la prensa murciana José Gelardo en su libro Las claras del día, una noticia publicada el 6 de marzo de 1880 que, a su juicio, "es muy posible que se trata de la primera noticia escrita que tenemos en cuanto a las grabaciones de cante flamenco".

La misma se refiere a la máquina que habla, calificándola como el invento más prodigioso de este siglo (el XIX, claro está), el fonógrafo de Edison. "Un cilindro metálico y una lámina de papel de estaño parecen ser las dos cosas esenciales. Se habla o se canta o se ríe sobre la lámina de papel de estaño que da vueltas pegada al cilindro, y la lámina se va quedando con todo lo que oye; se le dan luego vueltas en sentido inverso y repite lo que ha oído, en el mismo tono, con las mismas inflexiones, aspiraciones y cadencias...". En esta demostración cantó por peteneras, después de varios intentos fallidos, un gitanillo que le dicen el Mochuelo, "y la dicha máquina salió cantando toda la copla lo mismo que la había hecho el Mochuelo". Este Mochuelo -¿gitano?, tengo mis dudas- sería Antonio Pozo, cantaor popularísimo más adelante, que entonces tendría 12 años y que aún hoy pasa por ser el flamenco que más grabaciones dejó.

Pues bien, el Centro Andaluz de Flamenco, que entre sus fondos cuenta con numerosas grabaciones en cilindros de cera, ha tenido la feliz idea de reconvertir varios de ellos al formato compacto, en dos volúmenes que titula Cilindros de cera. Primeras grabaciones de flamenco. Efectivamente han de ser todas anteriores a 1905, y con ellas se hace una aportación de excepcional importancia para que estudiosos y aficionados conozcan de primera mano, y no sólo por referencias, cómo se cantaba realmente en aquellos tiempos. Los cilindros de cera fueron sometidos por Fonotrón a un proceso técnico de restauración muy laborioso y especializado, con el que logra excelentes resultados que no hace mucho hubieran sido impensables: los cantes se oyen con perfecta claridad, la vocalización de los cantaores es buena y sólo esporádicamente persiste algún leve ruido indeseado. Para exponer la bondad del proceso se hace una demostración con uno de los temas, ofreciendo un fragmento en su estado original, después en la fase intermedia y por último una vez restaurado, es decir, como lo oímos en el compacto.

El Mochuelo es precisamente el intérprete de quien se recuperan mayor número de temas en los compactos del Centro Andaluz de Flamenco: 27 de un total de 44. Una muestra generosa de su amplísima discografía, con curiosidades como la asturianada y la jota aragonesa, pues en la época era bastante frecuente que mezclasen con el cante otros géneros. También es de notar los que llamaban tangos de los tientos, con lo que se confirmaría la idea que tenía Pepe el de la Matrona de que El Mochuelo había sido el creador de este último estilo.

De algunos de los demás intérpretes no sabemos nada, y a otros los nombran como "desconocidos". Rafael Moreno el de Jerez ha sido calificado como "formidable solearero", aunque en esta grabación cante tangos, malagueñas y guajiras. Hay unas guajiras cantadas por el tenor Sr.Reina acompañado al piano, aunque era cantaor flamenco que adoptó el nombre de Canario Chico y se acompañaba también él mismo a la guitarra. Hay asimismo grabaciones de dos mujeres que en su tiempo gozaron de cierta fama: cartageneras por Encarnación la Rubia, que era la también llamada Rubia de Málaga, cuyo padre estuvo implicado en el oscuro suceso del asesinato del cantaor El Canario, y guajiras por Paca Aguilera, quien gozó fama de ser la mejor imitadora de La Trini.

Se cantaba, por lo que oí

mos en estas grabaciones, más que nada tangos, y después estilos como los ya citados y malagueñas, la murciana, soleares, siguiriyas, serranas, saetas, la farruca, sevillanas... El toque de acompañamiento es en general poco brillante, bastante primario casi siempre, e incluso se silencia al dar paso al cante. Sin embargo, hay ya algún buen guitarrista, como es el caso de Luis Molina, quien llegó a grabar acompañando a Chacón y a la Niña de los Peines y a quien se consideraba un efectivo competidor de Ramón Montoya cuando murió aún joven en accidente de coche. También oímos a Ángel de Baeza y a Joaquín el Hijo del Ciego, que se anunciaba así por ser hijo de otro tocaor a quien llamaban El Ciego (porque lo era), cuya hermana Salud Rodríguez fue de las primeras en bailar vestida de hombre.