Los 'segundas' italianos se rebelan contra la 'solución Berlusconi'

La Liga italiana de fútbol siempre reserva sorpresas. La nueva temporada, que se inicia el día 31, presenta la particularidad de contar con 24 clubes en la Segunda División en vez de los 20 habituales Es la fórmula adoptada por la federación, a instancias del Gobierno y, en concreto, del primer ministro, Silvio Berlusconi, como contrapartida a la prohibición por decreto de que los equipos recurran en adelante a la justicia ordinaria. Ahora, sin embargo, 19 de ellos, los no beneficiados por esa medida, se rebelan y amenazan con no presentarse a jugar en la jornada inicial.

El caos que se ha tratado de solventar fue creado por algunos clubes que, reacios a aceptar el descenso a Tercera, habían recurrido a los tribunales ordinarios alegando diferentes causas, como, por ejemplo, alineaciones indebidas en conjuntos rivales. La decisión para hacer borrón y cuenta nueva fue acogida con entusiasmo por los tifosi de los readmitidos en la categoría: Catania, Génova, Salernitana y Fiorentina. Pero ha provocado la revuelta de los que se han quedado fuera, como el Pisa, y de los restantes segundas, que aducen estar preocupados por la pérdida de nivel al masificarse la competición.

Franco Carraro, el presidente de la federación, ha insistido en que la medida adoptada es "el precio necesario para intentar reducir al mínimo las tensiones". No piensa igual, en cambio, la Liga de Fútbol, cuyo presidente, Adriano Galliani, la mano derecha de Berlusconi en el Milan, votó en contra de la ampliación a 24 clubes de la denominada Serie B. No obstante, la posición de Galliani parece más bien táctica, una simple pretensión de hacer aparecer el acuerdo de Carraro como un sufrido compromiso.

En todo caso, la última palabra la tiene ahora el Comité Olímpico Italiano, que se reunirá hoy para ratificar o no la postura federativa.