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Entrevista:CARLOS BERZOSA | Rector de la Universidad Complutense | TALENTOS CON ÉXITO

"Nunca me aburro"

Juan Cruz

Carlos Berzosa, de 57 años, dice que nunca se aburre. Es el nuevo rector de la Complutense. Tiene a su cargo cerca de cien mil estudiantes, muchos más que los que seguían sus clases de catedrático de Economía Aplicada. A veces llegaba a clase y les preguntaba a los chicos por lo que hubieran leído. Él cree que leyendo La Divina Comedia también se forma un economista. Y no se aburre porque lee siempre. Cuando le eligieron rector decían de él (este periódico también) que había ganado "el candidato progresista", pero de su oponente (que era el también catedrático Teodoro González Ballesteros) no se decía que fuera "el candidato reaccionario". Sobre esas distinciones empezamos a hablar.

"La lectura es un placer. La novela te permite una riqueza de lenguaje, un deleite... El saber debe ser más amplio que tu propia disciplina"
"En España ser progresista es frenar la tendencia actual, que es regresiva y que genera más desigualdad"
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Pregunta. ¿Cómo interpreta que le gente siempre se refiera a usted llamándole progresista? A sus oponentes no les llamaban reaccionarios... ¿Qué es ser progresista hoy?

Respuesta. Ser progresista hoy es seguir luchando por unos valores tradicionales de la izquierda: la igualdad social, la igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades... Y no sólo la igualdad económica, sino la igualdad de géneros, por ejemplo. Ser progresista es luchar contra la desigualdad entre países pobres y países ricos, que conduce al hambre y a la miseria. Ser progresista no es sólo estar en contra de esa desigualdad, sino hacer propuestas para combatirla. Existe la necesidad de destinar cada vez más recursos y más fondos a los países subdesarrollados, condonar las deudas a los más pobres, llevar a cabo unas políticas de cambio de las estructuras internas de los países...

P. ¿Y en España?

R. Ser progresista aquí es frenar la tendencia actual, que es regresiva y que genera más desigualdad: modificar el sistema fiscal hacia un sistema más progresivo y no regresivo como se está dando en la actualidad, y sobre todo es defender el Estado del bienestar.

P. ¿Y en la Universidad?

R. En la Universidad, una política progresista pasa por crear un ámbito de libertad, de tolerancia, de debate abierto y crítico. Y que la Universidad sea un medio para mejorar la sociedad en la que vivimos. Y acabar con las carencias y las privaciones que se siguen dando, aunque seamos un país rico.

P. ¿Qué le parece lo más sangrante que hemos vivido en los últimos tiempos en nuestro país?

R. Ha habido muchas cosas sangrantes. Pero lo más sangrante ha sido la posición del Gobierno a favor de la guerra, la alianza con Bush, frente a otras potencias europeas que estaban en contra de la guerra, y en contra de la propia ciudadanía española. El segundo aspecto más sangrante ha sido lo que sucedió con el barco Prestige. No sólo era una catástrofe que se podía haber evitado, y que no era responsabilidad del Gobierno español, pero la respuesta de este Gobierno a la catástrofe ha sido deplorable. No se comprende que un ministro esté de caza, no asuma sus responsabilidades y siga estando luego en su puesto. Eso es algo que a mí no me entra en la cabeza.

P. ¿Y, en la Universidad, qué es lo que le ha parecido más reaccionario?

R. En la Universidad hay grupos que son conservadores y que siguen siendo poco tolerantes, y que a veces ven ciertas posiciones todavía como peligrosas. En lugar de asumir que España es un país democrático, que aquí caben todas las ideologías, que en unas ocasiones pueden gobernar unas y en otras ocasiones pueden gobernar otras, se lanzan a hacer descalificaciones de las opciones que les resultan contrarias, como ha ocurrido conmigo y con mi candidatura.

P. ¿Qué dijeron?

R. No quisiera volver sobre ello. He ganado. Estaba tranquilo y estaba seguro. Pasé de esas descalificaciones, nunca entré en ese juego. Y fui proponiendo un programa positivo; me limité a exponerlo. Creo que la Universidad es lo suficientemente madura como para haberse enfrentado con rigor a esa campaña que se orquestó alertando sobre el peligro que podía suponer que yo llegara al rectorado. La comunidad universitaria me ha votado a mí en bloque, y eso es lo importante.

P. ¿Y qué peligro se supone que supone usted?

R. Pues no lo sé. Creo que se lanzan consignas y descalificaciones interesadas. Lo que yo traigo al rectorado es una experiencia de gestión en Económicas, de autor de libros. A medio plazo, los que no me conocen se darán cuenta de que lo que quiero es crear una Universidad mejor que la que había, en docencia e investigación. Lo que nos va a distinguir, a mí y a mi equipo, es que vamos a hacer una universidad progresista en el sentido de que será más transparente, más participativa democráticamente.

P. ¿Y eso cómo se hace?

R. Haciendo que funcionen las instituciones, estableciendo un diálogo con los alumnos, haciendo que las propuestas se canalicen. ¿Quién tiene que mandar? El rector, que ha sido elegido democráticamente, pero no tiene que ser el único que lleve el mando: hay un Consejo de Gobierno, un claustro, juntas de centro... Que no se imponga nada por decreto.

P. ¿Qué nubarrones tiene?

R. De momento, ninguno. Bueno, las hipotecas, hay que devolverlas.

P. Si usted tuviera que darle una nota a la Universidad, ¿cuál le daría?

R. EL PAÍS publicó hace tiempo unas calificaciones y nos daba un notable. Me llamó la atención, porque era más alta que la que yo pensaba. Pero ésa es la nota que le daría a la Universidad.

P. ¿Y a usted?

R. Hombre, a mí mismo me pondría sobresaliente, pero seguramente los estudiantes me la rebajarían. Ellos creen que me ocupo de ellos, que me pongo a su nivel para que me entiendan mejor, que les hago leer... Aunque esto, hacerles leer, cada vez es más complicado.

P. Usted les pregunta en clase qué han leído.

R. Sí, pero ya no lo hago tanto, para no desanimarme. A mí me gusta que lean novelas; les recomiendo novelas, películas, y las comentamos en clase.

P. ¿Y para qué sirve la lectura en la disciplina que usted explica, Economía Aplicada?

R. Bueno, yo creo que la lectura es un placer. Siempre les digo a los estudiantes que nunca me aburro porque siempre llevo un libro bajo el brazo. O sea, que, si estoy en una estación de trenes esperando un tren que llega con retraso, saco un libro y lo leo. O en los aeropuertos. La novela te permite una riqueza de lenguaje, un deleite. Y eso forma, en cualquier disciplina; el saber debe ser más amplio que tu propia disciplina. Claro que también hay que leer ensayos, cómo no.

P. ¿Es equivalente, en cuanto a aprovechamiento, leer a Antonio Machado que leer El capital?

R. Con Machado se puede pasar muy bien y El capital es útil para la economía.

P. ¿Llegar al rectorado fue colmar una ambición?

R. No ambiciono cargos. Pero, si te lanzas, quieres ganar. Me llevé una gran alegría por la gente; hubo gente que me reconoció que había llorado de alegría.

P. ¿Y usted lloró?

R. En la primera vuelta; había tanta ilusión en la gente que eso sí hizo que se me saltaran las lágrimas. En la segunda vuelta lo tenía más asumido, tenía que ser fuerte, y a veces vi que la gente estaba más contenta que yo. Porque también me abrumaba la responsabilidad que se me venía encima: ahora podré ir menos a las librerías, a pasear por el Retiro o por el parque del Oeste.

P. Hacía tiempo que un progresista no ganaba algo en Madrid.

R. Sí, muchísimo, muchísimo. Y eso también la gente lo valora. Ahora tengo que no defraudar.

P. Paralelamente a su elección se producía en Madrid un terremoto político tremendo...

R. Sí, tremendo, y que tiene que ver de nuevo con esa dialéctica izquierda / derecha de la que estamos hablando.

P. Y, ya que hemos hablado de izquierdas y derechas, ¿qué es la derecha en este país?

R. Sigue siendo la que está a favor del orden existente, que quiere, aunque estemos en democracia, un sistema más autoritario.

P. ¿Son los jóvenes otra vez progresistas en la Universidad?

R. Yo creo que sí. Yo he ganado con el 72% de los votos jóvenes. Las encuestas dicen que ahora los jóvenes son más progresistas. Ojalá.

P. ¿En qué le va a cambiar a usted ser rector?

R. Creo que seguiré siendo el mismo. Y lo único que me cambiará será que me va a dar más trabajo, menos horas para las lecturas.

P. Y más corbatas, ahí tiene usted una, en la silla...

R. Más corbatas. Más sometimiento a lo que son las formas y a los actos sociales, seré más prisionero... Pero merece la pena: el que tanta gente confíe en ti es un motivo tremendo de satisfacción.

P. Pero la barba no se la va a quitar.

R. No, la barba no. Y eso que ya está blanca. Seguro que me la quito y estoy más joven. Pero no, yo creo que la barba ya me da mi figura.

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