"Hay que planificar el territorio pensando que probablemente el monte se va a quemar"
Los incendios de este verano han reavivado el debate sobre la gestión de los bosques catalanes, y también la polémica sobre si tienen que ver o no con el cambio climático. Si la década de los noventa fue la más cálida nunca registrada, este verano acaba de establecer un nuevo récord en la historia del registro meteorológico mundial. Nunca las temperaturas se habían mantenido tan altas durante tanto tiempo, mientras que miles de hectáreas de bosque han ardido en el sur de Europa. Esta situación no ha sorprendido a los especialistas en cambio climático. Uno de ellos es Carles Gràcia, investigador del Centro de Investigaciones en Ecología y Aplicaciones Forestales, de Bellaterra (Vallès Occidental), y vicepresidente de la Sociedad Española de Ecología Terrestre. Gràcia ha trabajado en el desarrollo del mapa forestal catalán y de diversos modelos de cambio climático, y ha sido observador español en reuniones del protocolo de Kioto.
"Limpiar el sotobosque no es sólo un sinsentido ecológico; es también inviable"
Pregunta. ¿Le ha sorprendido la ola de incendios de este verano?
Respuesta. En absoluto. Es lo esperable ante el progresivo incremento de temperatura de la Tierra. Y no se trata sólo de incendios: los modelos de circulación atmosférica predicen que los fenómenos extremos serán cada vez más frecuentes. Hace tiempo que se ha escrito que las olas de calor, la sequía o los episodios de lluvia torrencial van a incrementarse, y eso es lo que nos está ocurriendo. En realidad no es algo nuevo, sino que hace ya algunos años que se manifiesta. En septiembre de 1994, por ejemplo, tras 12 meses seguidos en que sólo se recogieron 150 litros de lluvia, en apenas dos días cayeron en Cataluña unos 500.
P. La ministra de Medio Ambiente ha dicho que los incendios de este verano no tienen ninguna relación con el cambio climático.
R. Esas declaraciones no son de recibo. Es evidente que estamos en una tendencia muy clara de calentamiento global de la Tierra. Y nos hemos de preparar, porque esto irá a más.
P. ¿Cree que los bosques catalanes están sucios?
R. Quien dice eso no sabe lo que es un bosque ni lo que representa limpiarlo. Un bosque lleno de sotobosque no está sucio, sino que los bosques mediterráneos son así. Por eso, el término limpiar es inaceptable porque es peyorativo y tendencioso.
P. Pues muchos defienden que hay que limpiar el sotobosque.
R. No sólo es un sinsentido ecológico, sino que es inviable. En Cataluña hay un millón de hectáreas de bosque. Teniendo en cuenta que cortar el sotobosque puede costar unos 600 euros por hectárea, el presupuesto necesario sería totalmente desorbitado, y las especies del sotobosque son rebrotadoras, o sea que al cortarlas se estimula que vuelvan a crecer. Además, eliminar los arbustos favorecería la circulación de la gente, con lo que aumentaría el riesgo de incendio. Creo que sólo cabe eliminar el sotobosque en zonas muy concretas, cerca de caminos transitados y de forma muy aislada.
P. ¿Y qué opina de los cortafuegos?
R. Muchos de ellos son contraproducentes porque se llenan de hierba seca, muy inflamable, y actúan de chimenea para el viento y la expansión del fuego.
P. Grandes zonas de la Cataluña central están cubiertas de bosque a causa del abandono rural. Se ha propuesto interrumpir este continuo forestal a base de recuperar pastos y cultivos.
R. Esta es una de las pocas opciones de gestión forestal que me parecen razonables, sobre todo si se planifican bien. Pero para fragmentar el bosque hay que planificar el territorio de forma integral. No cabe duda de que hemos de ir hacia un cambio radical de mentalidad: hay que planificar la gestión del territorio no desde la óptica de la conservación, sino asumiendo que probablemente el monte se va a quemar y si está fragmentado, es menos dramático. Ahora sólo pensamos en prevenir, que está muy bien y hay que hacerlo, pero hemos de asumir que somos mediterráneos y el fuego es consustancial a nuestros ecosistemas.
P. ¿Tiene que ver la calidad de los bosques con la proliferación de los incendios?
R. La mayoría de bosques catalanes son inmaduros y muchos han sido sobreexplotados hasta hace 40 o 50 años. Muchos presentan una densidad enorme de árboles, con biomasas de 160 toneladas por hectárea, que es muchísimo. Deberíamos dejar que los bosques maduren, que se recuperen, para albergar menos árboles pero más grandes. Así serían más autosostenibles y menos vulnerables al fuego.
P. ¿Cree que existe imprevisión por parte de los políticos frente al cambio clímático?
R. No creo que se trate de imprevisión, sino de desinterés. Afrontar de verdad el cambio climático exigiría invertir en sistemas tecnológicos menos contaminantes, y ello implica un coste. Pero como las repercusiones del cambio climático se contemplan a largo plazo, me imagino la reflexión de muchos de nuestros gobernantes: por ocho años que estamos en el poder, ya se lo encontrará el que venga después. La prueba es que España supera en un 33% el incremento de emisiones que permite el protocolo de Kioto, mientras que Alemania, uno de los países más avanzados del mundo, ha logrado reducir sus emisiones en casi el 10%.
P. ¿Cuánto le va a costar a España incumplir el protocolo de Kioto?
R. Mucho. El protocolo establece un mercado de emisiones, que pone precio a la tonelada de CO2. Ahora se plantea un precio de 60 a 150 euros por tonelada. Si calculamos un precio medio de 100 euros y lo multiplicamos por la cantidad de toneladas en que España se ha excedido, cuando el protocolo entre en vigor deberá pagar una multa equivalente al 0,9% del PIB. O sea que cuando la propaganda oficial dice que España está creciendo el 2%, deberías quitarle casi un punto por este incumplimiento.
Menos agua en el Mediterráneo
Pregunta. Aparte de los incendios, ¿qué otros efectos cabe esperar a corto plazo del cambio climático?
Respuesta. Por ejemplo, que dentro de unos 40 años habrá un 25% menos de agua en el Mediterráneo español. No porque llueva menos, pues posiblemente caerá la misma lluvia que ahora aunque peor distribuida, sino porque la evaporación aumentará mucho por el calor. El resultado es que tendremos una cuarta parte menos de agua disponible.
P. ¿Cómo afectará esto al Plan Hidrológico Nacional?
R. Es lo que nos preguntamos los científicos. Dado que algunas de las grandes obras previstas por el PHN no se acabarán hasta dentro de 30 o 40 años, ¿que pasará el día que se inauguren y resulte que no disponemos del agua que se prevé trasvasar? El documento del PHN tiene miles de páginas, y dedica menos de una a hablar del cambio climático. La información que ofrece es insuficiente pero, además, deficiente. Y eso que vivimos en el área más sensible del mundo al cambio climático, la situada entre los 40 y los 42 grados de latitud en ambos hemisferios, es decir nuestro Mediterráneo, Chile, Australia, Suráfrica y California. Estamos en el área más sensible del planeta y tenemos a los políticos más insensibles.
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