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GENTE

Ken Livingstone saca brillo a Trafalgar Square

Símbolo del Imperio Británico y foco de protesta social, Trafalgar Square ha emprendido de la mano del alcalde de Londres, Ken Livingstone, una brillante trayectoria como centro artístico y cultural. El rojo Ken seguirá cediendo la famosa plaza, donde se erige la columna del almirante Nelson en reconocimiento a su victoria sobre la Armada española, para mítines y concentraciones de todos los tonos políticos. Pero los festejos populares gratuitos toman prioridad este y los próximos veranos. "Es el nuevo escenario de Londres. Trafalgar Square está por fin a la altura de las grandes plazas europeas", celebró Livingstone al desmontarse el andamio que rodeó la plaza durante los últimos 18 meses.

El arquitecto Norman Foster, responsable del proyecto de renovación, ha cortado el tráfico entre Trafalgar y la Galería Nacional y ha añadido a la plaza instalaciones modernas como una cafetería y un ascensor para discapacitados. Compañías artísticas, británicas y extranjeras, invaden el gran espacio central cada miércoles y domingos de los meses veraniegos.

Esta tarde, Opera Pegasus, el único grupo multirracial del Reino Unido dedicado al arte lírico, actúa bajo una carpa decorada al estilo de las bodas indias. Días atrás, la troupe londinense Mimbre hizo gala de sus acrobacias, y The High Flyers, genuinos voladores de Tanzania, retaron las leyes de la gravedad con sus impresionantes saltos.

Una comparsa del carnaval de Paraíso acompañará a grupos brasileños ubicados en Gran Bretaña en su despliegue de samba, lambada y ritmos funkies. Y como plato fuerte del verano, el próximo 31 de agosto se montará un macroconcierto con David Gray y Morcheeba entre los artistas estelares. "Pocas veces surge la oportunidad de actuar en un festival gratuito en el centro de Londres. Es una oferta que no pude dejar pasar", afirmó el cantautor Gray. Se repartirán 10.000 localidades para el concierto y una valla metálica de unos dos metros y medio de altura impedirá el acceso a los que no tuvieron fortuna en el sorteo de entradas.

Livingstone apostó fuerte para sacarle brillo a este centro histórico, que inició su andadura en 1845. Pero aún le queda una baza por ganar. Las palomas, a las que declaró la guerra al tomar posesión de la alcaldía, siguen revoloteando por la plaza ensuciando el suelo y arruinando la piedra de estatuas y esculturas. Guardas del patrimonio artístico recuerdan al público que está prohibido dar de comer a la aves. A las palomas no tienen ni que chistarles. En cuanto se acercan con un enorme guante amarillo, emprenden el vuelo para posarse, segundos después, en otra zona del recinto. La mano amarilla está continuamente en acción en Trafalgar Square.

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