Dieron novillos por toros

Según informaba Burladerodos.

com, el que hizo cuarto había nacido en septiembre de 1999, luego era novillo. Primero, segundo y sexto cumplían en agosto, por lo que podían haber sido lidiados como novillos. A criterio de los reponsables. No se es más toro ni menos novillo por tener cuatro años y tres días. El ilegal, los agosteños y el resto carecían de trapío, casta y raza: todos eran novillos y para colmo, tontos. Lo que dignifica cualquier feria. Todo es light en la plaza; el entreacto lo ameniza el discjockey. La banda está para animar las muecas de las figuras. Las almohadillas, de color blanco triunfalista y sin subvención, a 1,5 euros el pañuelo de doble uso. Podían ser de color verde devolución, que es más sufrido. Pero no. En el fraude en el que está convertida la fiesta, el arte se sustituye por el estético ventajismo y la emoción por el desplante ante moribundos. Los espadas ya no quieren ser toreros sino sociedades anónimas.

La dirección corrió a cargo de César Rincón. Del gran César apenas queda un rincón. Aseado en su primero, patético en el quinto. El Juli, en su línea seductora

2003,

hace de todo sin decir nada. Antonio Barrera hizo todo lo que de mérito tuvo la tarde. Entregado en sus dos faenas, en la primera mostró más arrojo que arte y en la que cerró el festejo intentó hacer el toreo consiguiéndolo a veces. El presidente le perdonó un aviso. Mató recibiendo, lo que colmó de satisfacción al respetable.