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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Policías y ciudades

Javier Otaola (Bilbao, 1956) se presenta como abogado y profesor de la Academia de la Policía Autónoma, y publica en la editorial Hiria, su novela Brocheta de carne, protagonizada por la inspectora Felicidad Olaizaola, ertzaina lesbiana en la comisaría de Deusto. Por cierto, no es la primera detective lesbiana en la narrativa policial vasca, porque Itxaro Borda ha publicado una serie policial con una protagonista con la misma opción sexual.

Crear una trama policial en Bilbao siempre tiene el regusto curioso de lo cercano, de las visitas a un marco que puede resultar conocido, pero ello no está exento de riesgos, sobre todo si se enmarca la novela en un cruce de múltiples personajes que marcan una red de relaciones complejas en la Villa y no todos los personajes mantienen la misma encarnadura. Lo cercano remite rápidamente a lo costumbrista, a lo coloquial, a lo ya visto, y por tanto a una novela que busca una identificación rápida en el lector a través de una trama que se enmarca en la novela de género, que contiene tres asesinatos en serie y referencias a la realidad cercana (bares, hoteles, calles, pero también acontecimientos y programas de televisión sobre chicas violadas y asesinadas que todos recordamos). Sin embargo, no termina de despegar.

Es posible que en los tiempos postmodernos una de las consideraciones más buscadas por los autores sea la lectura que atraiga al lector. Esto lleva a que las novelas se parecen demasiado a los guiones de películas o telefilmes, y esta novela no deja de tener un regusto a guión. El autor señala que conoce el oficio desde dentro y que ha tratado de observar "la realidad del delito desde el lado de los policías", a la vez que trata esa especial vida en que se mezcla trabajo desagradable y vida personal. Y esta información desde dentr, es lo más apreciable en la novela, además de ofrecer unas opciones que de entrada, sorprenden al lector. En el caso de Felicidad, su vida personal (con las dificultades y compensaciones que su opción y su historia le ofrece) y la búsqueda de un asesino en serie, con el relato de los procedimientos, supongo que reales, en una comisaria de la policía vasca.

Hay datos nuevos e incluso valientes en este juego de la ficción. Es posible que pueda ser una novela interesante desde la crítica quark. Pero quizás una lectura paródica le haga bien a este texto (como las bromas que en la misma novela se hacen sobre el título: "pincho moruno"), del que puede decirse que se lee rápido.

Javier Otaola. Brocheta de carne. Hiria. Donostia, 2003, 319 p., 18 euros.

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