La EMT y los partes de accidentes

Quisiera alertar a los conductores madrileños sobre la actitud innoble que adopta la EMT cuando tienes la desgracia de que un autobús origine daños en tu vehículo.

El pasado día 29 de junio de 2003, a las 8.40, el autobús número 6.242, matrícula M-4540-WT, conducido por el agente número 1.833, golpeó con su lateral trasero derecho la región delantera izquierda de mi vehículo cuando nos encontrábamos en una rotonda sita en la confluencia de la calle de Pradillo con la de Príncipe de Vergara. La colisión originada por el autobús generó diversos daños en mi vehículo sin que aquél resultase afectado, dada la resistencia del material del que está constituido. En mi ingenuidad, creí al conductor, quien me dijo con una sonrisa en los labios que la compañía de seguros de la EMT arreglaría los daños. Para ello, simplemente debíamos rellenar el parte de la EMT que él llevaba consigo.

Posteriormente, di cuenta del siniestro a mi compañía aseguradora y ahí empezó el calvario. Resulta que la EMT declaró a su compañía que el siniestro fue ocasionado por mi vehículo, el cual, según su versión, golpeó al autobús en su lateral izquierdo tras invadir su carril. Pese al informe pericial de mi vehículo, que indicaba que los daños sufridos por éste sólo pueden haber sido ocasionados en un siniestro como el descrito según mi versión, la compañía aseguradora de la EMT no me pagará la reparación, pues carezco de testigos presenciales.

Todo esto parecería ser un caso aislado, pero tengo noticias de que la EMT ha dado instrucciones a sus conductores para que no firmen ningún parte amistoso de accidentes y se limiten a rellenar el diseñado por la compañía. Todo apunta a que posteriormente la EMT tergiversa la realidad en su propio beneficio, y si el incauto que se ve implicado en el siniestro carece de un testigo presencial, termina pagando él o su compañía aseguradora. Yo ya he aprendido la lección. Si en alguna ocasión futura me veo involucrado en un siniestro con un autobús de la EMT, exigiré al conductor que espere hasta que aparezca un policía municipal que levante acta.