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Reportaje:FUERA DE RUTA

Pinceladas de luz en Jutlandia

Skagen, santuario de los pintores daneses desde el siglo XIX

Insisten los daneses en que vale la pena viajar a Skagen aunque sólo sea para extasiarse ante la magia de su luz. Tienen razón. Apenas llegas a este viejo pueblo de pescadores situado en el extremo de la península de Jutlandia, te envuelve una intensa luz nórdica que recorta los perfiles y que hace que todo adquiera una consistencia como de cuento de hadas.

Las antiguas casas de pescadores -pintadas de rosa o de amarillo suave y con tejas rojas ribeteadas de blanco-, las impecables vallas de madera que delimitan los cuidados jardines, las calles sinuosas y sin aceras que desembocan en las dunas de la playa, los animados restaurantes del puerto... Todo en Skagen aparece tocado de una luz única que al atardecer tiñe el paisaje con todos los matices del ron y de la miel. Una luz que ha atraído y sigue atrayendo a muchos pintores.

Un pueblo de pescadores como sacado de un cuadro. Casas pintadas de colores, faros olvidados, dunas que se han tragado pueblo enteros, y el gélido mar Báltico reflejando el sol del norte.

Skagen es en verano uno de los destinos turísticos más cotizados de Dinamarca, pero conviene recordar que sus primeros turistas fueron, a mediados del siglo XIX, los pintores de Copenhague. Basta con darse una vuelta por el Museo de Skagen o por alguna de sus numerosas galerías de arte para comprobar hasta qué punto los nombres de P. S. Kroyer, Holger Drachmann y Michael y Anna Ancher están asociados a este pueblo.

El poeta y pintor Holger Drachmann, especializado en marinas, fue el primero en llegar. Lo hizo en 1871 y a su regreso a Copenhague hizo un elogio tan apasionado de la luminosidad de esta parte de Dinamarca que tres años después fue el pintor Michael Ancher quien se desplazó hasta allí. Ancher se casaría con una pintora local, Anna, y ambos se instalaron en 1884 en una deliciosa casa que hoy puede visitarse. Otro de los pintores de Skagen, P. S. Kroyer, llegó al pueblo en 1884, después de haber vivido en España y en Francia. Él también se enamoró de la luz y decidió quedarse, dando un toque cosmopolita al lugar. Ante el asombro de los pescadores, que durante años habían tenido que luchar contra la dureza del clima y del mar, Skagen fue adquiriendo una pátina artística, que es lo que a la postre le ha dado fama.

Costa arenosa y llana

La historia y las leyendas locales hablan de cientos de barcos que naufragaron frente a Skagen, en las aguas que dan entrada al mar Báltico. La costa es aquí arenosa y llana, sin apenas referencias para los marineros, y cuentan que en el pasado las gentes de Skagen y de los pueblos vecinos colocaban fuegos en la costa para despistar a los barcos y provocar así su naufragio. Después venía el pillaje y un manto de silencio. Todavía hoy, en recuerdo de aquellos tiempos, puede verse a la salida de Skagen, entre las dunas de la playa, un viejo faro rudimentario.

A Skagen se puede llegar en coche o en un tren que es casi de juguete. Después, sin embargo, lo aconsejable es andar o ir en bicicleta por un paisaje que no plantea dificultades. Un paseo por las largas playas, de arena fina y de aguas grises y frías, presenta la sorpresa de un conjunto de búnkeres ruinosos que recuerdan los tiempos de la II Guerra Mundial, cuando los nazis fortificaron el lugar por considerarlo una posición estratégica para el control del Báltico. A unos tres kilómetros en dirección norte se encuentra uno de los lugares más visitados de Dinamarca, Grenen. Más de un millón de personas acuden aquí cada año para contemplar la punta arenosa que separa las turbulentas aguas de los estrechos de Kattegat y Skagerrak. El tráfico de barcos es constante en estas aguas que no invitan precisamente al baño. En el mismo Grenen hay un museo donde pueden contemplarse cuadros de escenas marinas, y no demasiado lejos se encuentra, entre las dunas, un centro de estudios de la naturaleza construido por Jorn Utzon, el arquitecto danés que diseñó la Ópera de Sydney.

El juego de las dunas del norte de Jutlandia merece comentario aparte, ya que los vientos dominantes del oeste hacen que cada año sean empujadas unos diez metros hacia el este. Los esfuerzos por fijarlas son ímprobos, aunque los turistas no parecen notarlo mientras disfrutan subiendo a la gran duna migratoria de cuarenta metros de altura, conocida como Rabjerg Mile, situada a 16 kilómetros al suroeste de Skagen.

Una torre entre la arena

Entre las dunas que rodean el pueblo llama la atención la blancura de la Tilsandede Kirke, que guarda la torre de una iglesia que tuvo que abandonarse a finales del siglo XVIII por culpa del avance de la duna. La nave principal y el pueblo que la rodeaba fueron tapados por la arena en 1795, y en 1810 se vino abajo la nave principal de la iglesia. Sólo queda en pie la torre, que emerge ahora entre la arena.

No demasiado lejos, el pueblo de Albaek muestra su recogido puerto, donde puede comerse un buen pescado. Como en el puerto de Skagen, cuyos antiguos almacenes de madera se han convertido en agradables restaurantes para comer pescado y beber cerveza. Su momento álgido llega los fines de semana de verano, con los turistas de los alrededores más los noruegos y suecos que se acercan en sus barcos para disfrutar de la cerveza local. Los pintores, en este momento, quedan en un segundo plano. La luz, esa luz mágica e inquietante, sigue, sin embargo, allí.

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos

Prefijo: 00 45 98.

Población: unos 10.000 habitantes.

Cómo ir

- Iberia (902 400 500) vuela a diario a Copenhague por 189 euros más tasas hasta el 30 de septiembre.

- SAS (902 11 71 92) tiene vuelos desde 199 euros. Desde allí hay que coger el tren hasta Frederikshavn y el tranvía local hasta Skagen.

Dónde dormir:

Hay 24 hoteles en Skagen, y muchos bed and breakfast.

- Brøndums Hotel (44 15 55; www.broendums-hotel.dk). Anchersvej, 9. Recuerda el ambiente artístico. La doble, 115 euros.

- Camping Grenen (44 25 46). Fyrvej 16. Junto al mar, a las afueras. Adultos, 9 euros; niños, 5.

Comer

- Havnegrillen. Restaurante de comida rápida en el puerto. Barato.

- Pakhuset (44 20 00; www.pakhuset-

skagen.dk) En el puerto. Unos 40 euros.

Información

- Turismo: www.skagen-tourist.dk.

- www.skagenguide.dk.

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