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Un problema para Queiroz

Diego Torres

Hay jugadores importantes para los presidentes y jugadores importantes para los técnicos. Makelele no hace diferencias apreciables en la partida de ingresos presupuestarios. El trabajo del francés no se puede valorar ni por la cuenta de goles ni por la auditoría de Deloitte & Touche. Pero por la expresión de Carlos Queiroz al dejar la Ciudad Deportiva, ayer por la mañana, se podría decir que esto es irrelevante. El entrenador madridista está preocupado. La ausencia de Makelele le supone un problema imposible de resolver, porque la calidad de su labor no es automáticamente reemplazable.

A Queiroz se le presenta un problema de orden técnico y un síntoma de las contradicciones que subyacen en el club, donde los criterios administrativos y los deportivos parecen colisionar de vez en cuando, dejando una estela de conflictos. El Motín del Txistu todavía resuena en el vestuario. Makelele, personalmente, lo recuerda como un punto de inflexión en su carrera en el Madrid.

En la directiva que preside Florentino Pérez predomina la idea de que los jugadores son equiparables a los presentadores de los telediarios. Todos son prescindibles e intercambiables. Makelele, como Redondo en su día, no es una excepción. En este sentido, desde los máximos estamentos del club se ha promovido la convocatoria de Borja durante toda la temporada pasada. Incluso por delante de Cambiasso, el sustituto natural del francés.

Borja, de 22 años, es el medio centro del segundo equipo. Es un canterano fibroso cuya mayor virtud reside en un supuesto poderío físico. Se hace difícil advertir en Borja alguna ventaja sobre Cambiasso. Sin embargo, el club tiene esperanzas en que dé un salto evolutivo geométrico. Le considera necesario y Jorge Valdano, el director general deportivo, ha anunciado que tendrá ficha para disputar la Liga, al igual que Núñez.

Los canteranos como Borja ganan un sueldo de cadete y son políticamente correctos pero no representan una solución para Queiroz. Ahora, el técnico ve cómo se deshace todo el trabajo táctico que hizo en la pretemporada. Makelele tenía el puesto fijo en el medio centro. Su cometido, la habilidad para meterse entre los centrales, hacer las coberturas y cubrir los huecos que dejan Roberto Carlos y Zidane, no tiene igual en la plantilla. Cambiasso, su sustituto, es otro tipo de jugador, con mejor distribución de pelota pero menos potencia aeróbica. Esta cualidad, asociada al despliegue en defensa, distingue a Makelele y le convierte en fundamental en un equipo con tendencia a partirse. Si se marcha, el técnico deberá experimentar con urgencia.

"Cuando Makelele no juega se nota", dijo ayer Casillas, que todavía recuerda la derrota ante el Juventus, sin el francés, lesionado, en el equipo.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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