Reproducción asistida

En estos últimos días son continuos los comentarios y opiniones sobre la anunciada reforma de la Ley de Reproducción Asistida, pero una de las cosas que más llama la atención es la actitud de ciertos investigadores que, en aras de una pretendida e intocable invulnerabilidad científica, quieren convertirse en los nuevos dioses del progreso humano. Estos científicos (pocos en comparación con el total del mundo científico) sólo miran en los resultados de sus investigaciones, sin importarles ni los medios ni las consecuencias que tales investigaciones llevan consigo. Es más, en algunos casos, los resultados serían lo de menos, lo realmente importante para ellos es ver sus nombres en las portadas de los periódicos, y sentirse aclamados como los nuevos salvadores de la humanidad. Para estas personas el término dignidad humana carece de significado; es más, para acallar posibles problemas de conciencia no dudan en manipular términos o en utilizar otros nuevos con los que crear confusión y ambigüedad, por ejemplo el de "preembrión". Es cierto que hoy día la investigación está sujeta a fuertes intereses económicos, pero esto no debe hacernos perder el norte y tomarnos a la ligera cualquier investigación que tenga que ver con la vida humana. Si algún científico quiere jugar a ser como Dios, que nos deje en paz y experimente con gaseosa, y que, por favor, no transmita fabulosas expectativas de curación a miles y miles de enfermos de una forma tan superficial y frívola.