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Edicions 62 publica una antología de cuentos de Maria Antònia Oliver

El volumen reúne textos inéditos y destacados relatos de su carrera

L'illa i la dona (Edicions 62) reúne cuentos inéditos y algunos de los relatos más representativos de la trayectoria literaria de la novelista mallorquina Maria Antònia Oliver, seleccionados y prologados por Carles Cortés. En la antología se alterna la ficción con historias verídicas en las que Oliver narra los episodios más difíciles de su biografía reciente, como el trasplante de corazón al que fue sometida y la muerte del novelista Jaume Fuster, su pareja.

La emotividad se acentúa en los textos en los que recuerda al desaparecido escritor Jaume Fuster. "Últimamente no rehuyo hablar de él. Lo hago en el cuento Blanqueta y en el escrito Jaume Fuster, ambos incluidos en el libro. Antes la muerte me daba miedo. Ahora, tras el fallecimiento de Jaume, el temor se me ha ido. Tengo miedo a la enfermedad, a perder la cabeza, a no poder valerme por mí misma. Pero a la muerte ya no le tengo miedo", se sincera.

Oliver reconoce que los personajes de sus relatos son en muchas ocasiones individuos marginales, tratados generalmente con una gran ternura y huyendo del pintoresquismo, vicio que la escritora detesta.

De la ciencia-ficción a la recreación intimista de un paisaje mallorquín, la autora no menosprecia ningún terreno literario en L'illa i la dona. "Me gusta probar. Cada vez que me pongo ante el ordenador es una aventura, como si fuera el primer texto que escribiera en mi vida. No quisiera perder nunca esa sensación, el nerviosismo, el sufrimiento de lo no me sale", explica.

En la presente selección, vuelven a aparecer temas recurrentes de la narrativa de la autora, como el feminismo, el país y la sexualidad. Maria Antònia Oliver trata esta última en sus escritos de forma impúdica, porque la considera una faceta normal de la vida de las personas, "incluso en sus anormalidades", matiza.

"Soy una escritora de izquierdas y comprometida. En negativo o en positivo, en los libros siempre acaba apareciendo aquello que es el escritor. Incluso cuando se narran relatos fantásticos o de ciencia-ficción. Sale obligatoriamente. De lo contrario, no sé de qué se puede escribir", argumenta Oliver para ilustrar un compromiso social que hoy mantiene inalterable.

Su rebeldía se percibe cuando valora el movimiento ciudadano en la capital catalana con motivo de la invasión de Irak. "Barcelona estaba exultante contra la guerra. El derecho a soñar lo quieren prohibir de forma total, pero resistimos. Se notó con las pasadas caceroladas. Eso es soñar", afirma la novelista.

A pesar de las vivencias difíciles que ha pasado en los últimos años, L'illa i la dona es una obra llena de declaraciones de amor a la vida. "La vida es lo único que tenemos. Si nos queremos aferrar a alguna cosa, sólo podemos aferrarnos a la vida. Aunque a veces tengamos ganas de morir. Por eso vivo yo, aunque no me guste", concluye Maria Antònia Oliver.

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