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Reportaje:VIVIR MEJOR

Se ofrecen padres por horas

Varias agencias ofrecen canguros, cada vez de una edad más madura, para cuidar niños mientras sus progenitores trabajan

Sergi y Raquel son químicos y tienen una hija que va a cumplir dos años. Hace unos meses ella encontró trabajo en un laboratorio y él trabajaba en una empresa de control del medio ambiente. Sus horarios laborales no eran compatibles con los de los abuelos de la niña para que éstos se hicieran cargo de ella. Y en las guarderías no encontraron plazas porque el curso estaba ya avanzado. Fue entonces cuando un familiar les recordó que en Barcelona había varias empresas dedicadas al cuidado de los niños y les recomendó una de las que conocía: CangurAvis i Nens.

La empresa les envío a María y al matrimonio les pareció bien dejar la niña a su cargo. "Mantuvimos una entrevista, nos gustó y nos pusimos de acuerdo", recuerda Sergi. La canguro cuidó a la pequeña de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, cuando la relevaba su abuela materna. Eso duró unos meses, hasta que Sergi se quedó sin trabajo y pasó a ejercer de padre a plena dedicación. A partir de septiembre todo será diferente porque la niña irá a la guardería, pero reconocen que la solución de acudir a una empresa especializada les arregló el problema en el que estaban metidos.

En Barcelona hay varias compañías dedicadas a lo que se llama asistencia a domicilio. Es decir, ofrecen sus servicios para cuidar niños y ancianos. Hasta perros. Compañías que sirven para un barrido y un fregado, y nunca mejor dicho, porque casi todas se encargan también de la limpieza del hogar. Maria Lluïsa Balaguer es la dueña de CangurAvis i Nens, que funciona desde hace dos años, y admite sin reparos que los niños son una responsabilidad muy grande y que no se pueden dejar a cualquiera.

En su opinión, los canguros ya no son lo que eran porque los padres se han vuelto más exigentes y la mayoría piden que, además de cuidar al niño, la canguro se ocupe también de las tareas de la casa. Quizá por eso han desaparecido ya las estudiantes para las que este trabajo era una fuente de ingresos. La treintena de personas que tiene CangurAvis i Nens dedicadas a cuidar niños son mujeres, la mayoría de 35 a 40 años y madres a la vez.

En el caso de los niños, la tarifa es de 6,30 euros la hora los días laborables y 7,25 los festivos, entre los que se incluyen los viernes por la noche. Si la canguro se encarga todo el curso de cuidar al niño, el precio se redondea. Hay, además, canguros para un mes o para todo el curso escolar, y en junio ya había reservas porque los padres quieren que repita la persona que ya conoce el niño.

Pero hay gente que no ve claro contratar a una persona desconocida. ¿Qué hacer entonces? Hay soluciones para todos los gustos: desde echar mano de familiares (normalmente abuelos o hermanos) hasta acudir a los vecinos. La situación se complica cuando se trata de familias monoparentales, cuando los padres no tienen horarios o cuando no hay familiares en el mismo barrio, algo más frecuente de lo que parece.

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Es el caso de Esther, una mujer de 42 años que vive sola con su hijo de seis. Precisamente a causa de los "horarios elásticos" que afectan cada vez a más profesiones, Esther tuvo una discusión con la canguro. La solución final fue que el niño, que entonces tenía un año, acabó subiendo en globo. Y no precisamente para divertirse, sino por imperativo profesional de la madre. Es una situación posiblemente extrema, pero que refleja la dificultad para encontrar a alguien que se encargue de los hijos fuera del horario escolar. La canguro que ahora cuida del hijo de Esther ya tiene asumido lo de la flexibilidad laboral, pero también enferma. En esos casos, la madre recurre a un familiar que vive en la otra punta de Barcelona o a los vecinos. "Y también a hacer alguna trampilla en el trabajo", explica, al amparo precisamente de esa flexibilidad de horarios.

"Procuramos que la canguro sea una continuidad de la madre", asegura Maria Lluïsa Balaguer. Pero lo cierto es que madre no hay más que una.

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