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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Humillación

No me importó realmente el pretexto utilizado para derrocar a Sadam Husein, ya sean los intereses económicos o las armas de destrucción masiva. La ilusión de mi vida era despertar un día sin ver al dictador que destruyó, acabó con los sueños y humilló a millones de hombres y mujeres iraquíes, cuyo único pecado fue nacer en Irak.

Finalmente lo conseguí, y lo consiguieron los millones de iraquíes que no podían manifestar sus deseos, comunes al mío. Sin embargo, hemos chocado con otro tipo de dictadura, peor que la anterior, ya que, al menos, antes sabíamos a lo que nos enfrentábamos, pero ahora no: las tropas de la colición están en tu barrio, en tu calle o incluso en el portal de tu casa, eso si no se meten dentro y te roban lo poco que tienes; nos miran con desprecio y nos tratan como si fuéramos el mismísimo Sadam Husein.

Dan de comer a algunos y pagan sueldo a los pocos funcionarios que quedan, un sueldo que nos merecemos, con la condición de firmar cada mes un papel que viene incluido con el sueldo, en el cual debemos manifestar que somos fieles a las tropas de la coalición y que nunca haremos nada en contra de las mismas.

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Todo esto se puede soportar, pero ¿qué sucede cuando tu hermana, tu madre o tu esposa sale al mercado para comprar algo o hacer cualquier cosa, y vienen los soldados a meterles mano con la excusa de que puedan esconder algo dentro de la ropa? ¡Qué humillación! ¿Es ésa la libertad que tanto leímos en los libros, o es la nueva libertad que nos quieren enseñar y que no figura en ningún diccionario o enciclopedia?

Las grandes potencias tenían bien estudiado cómo derrocar al régimen dictatorial de Sadam, pero se olvidaron de estudiar cómo se debe tratar a un pueblo de 25 millones o más de habitantes que ha sufrido lo inimaginable, ¿cómo tratar a este pueblo que sólo pide las necesidades básicas como la comida, el agua y la electricidad?

Me gustaría dirigirme a los mandatarios de las grandes potencias que ocupan mi país, para reivindicar dónde están los derechos humanos sobre los que tanto escuchamos hablar. Parece que los derechos humanos no son para todos; no son para aquellos civiles iraquíes que mueren a diario con el pretexto de que son "daños colaterales" de la guerra o terroristas. ¡Dios mío, qué humillación!

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