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Reportaje:

Sirenas desde la popa

Las rutas en barco permiten observar desde el mar la naturaleza volcánica del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar

El visitante ni siquiera intuye el paraíso que la montaña esconde en uno de sus cantos: el que hace imposible su conquista a pie y que dibuja la esquinita más al sureste de la península. Esta cornisa costera supone la joya de la corona del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en Almería. El trayecto discurre frente a una zona de acantilados formada por fumarolas volcánicas, caprichosas formaciones de basaltos y bentonitas (una roca blanca originada a partir de las cenizas del volcán), cuevas y arenales vírgenes y casi desiertos de bañistas en virtud a su único acceso por vía marítima.

La excursión, diseñada para grupos de no más de 10 personas, se antoja excitante para niños y adultos de todas las edades. En el lugar de embarque, prestos a zarpar, no falta la familia pertrechada con el último detalle marinero, impermeables y gorritos con ancla incluida; ni la pareja de amigos aventureros, bañador y toalla en mano, deseosos de ser conquistados por el enclave.

No pasa un minuto desde que zarpa la embarcación cuando la naturaleza ofrece una generosa ración de su exuberancia: la fumarola volcánica de la época terciaria que se originó cuando la lava del volcán se enfrió en contacto con el mar y que hoy se conoce como el arrecife de las Sirenas. Es entonces cuando Daniel, uno de los patrones que dirigen los recorridos organizados por la empresa El Cabo a Fondo, explica que el nombre del arrecife deriva de cuando la foca monje o foca mediterránea habitaba el lugar y su perfil, a lo lejos, provocaba en los marineros imágenes de sirenas. El rincón, uno de los más fotografiados de la provincia almeriense, provoca en el visitante la empatía total con la naturaleza incluso si confunde, como una familia madrileña, las gaviotas posadas en las rocas con los flamencos de Las Salinas.

Cantera de adoquines

Punta Génova, el cabo geográfico, supone el extremo más al sureste de la península y es el siguiente eslabón en la ruta. Esta roca, formada por basaltos cuarteados, sirvió de cantera de adoquines para las calzadas de las calles años atrás. Los hermanos Aldavero, Daniel y Carlos, dan cuenta de estos y otros datos históricos a la tripulación mientras manejan el barco. En su faceta de patrones ofrecen también una lectura personal del Parque estrechamente ligada a sus vidas.

La pareja aventurera procedente de Sevilla formada por Javier Velasco (40 años) e Ismael Díaz (47), artista plástico y profesor de literatura, respectivamente, se antoja más ilusionada que los niños de a bordo. "El recorrido nos lo recomendó una amiga de Pulpí que vive en Madrid. Preguntamos en La Fabriquilla y no tenían ni idea. Pero al final dimos con el lugar en el mirador de Cabo de Gata. Es muy bonito e interesante porque ofrecen datos del Parque Natural y te interesas de una forma distinta por el lugar: sus formaciones rocosas, las especies que lo habitan y todo. Se nota que la gente que lo hace ama su trabajo", comenta Ismael.

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La embarcación semi-rígida que tripula Daniel avista entonces las calas de El Barronal: siete coquetas playas de finas arenas volcánicas negras que existen entre Mónsul y Genoveses. Estas playas toman su nombre del barrón, una planta que crece por el lugar. La cala Príncipe de Barronal, una de las más grandes e inaccesibles, sirve para que el pasaje tome un baño de refresco en aguas transparentes que apenas cubren el cuerpo. El fondo cristalino de arena fina invita, incluso a los más recelosos del mar y sus misterios, a pegarse un chapuzón que hará imposible no ansiar repetir esta experiencia.

Tras el remojo la línea costera conduce a cala de los Genoveses, donde la embarcación gira y retorna al punto de salida junto al faro de Cabo de Gata. "Estas expediciones las hicimos porque veíamos que todo el mundo que iba hasta Cabo de Gata pasaba también por San José, pero debían dar la vuelta por la carretera del interior. Era un fallo en el servicio y pensamos que ver el parque desde el mar merecía la pena", explica Daniel. Para quienes se quedan con ganas de más aventura Carlos Aldavero ofrece su libro La mirada del Náufrago (Jabalcuz, 2002), donde recrea los volcanes en erupción hace ocho millones de años.

Salidas: 11.00, 12.15, 13.30, 14.45, 16.00, 17.15, 18.30 y 19.45. El trayecto dura hora y media. Tarifas: 15 euros (adultos) y 12 euros (niños). Reservas: 637 449 170.

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