'Autofocus'
"VENUS, ¿DE nuevo vas a provocar / las guerras hace tiempo interrumpidas?". Así comienza el libro cuarto de las Odas, de Horacio, el cual, ya por la cincuentena, se asombraba al verse todavía enredado por las cuitas del amor, a pesar de haber sido él mismo el que aconsejó a Leucónoe, en el poema XI del libro primero de estas mismas Odas ese carpe diem -"aprovecha el instante"- ante la incontrolable fuga del tiempo. A partir de estos versos de Horacio, el escritor Tom Stoppard ha construido la pieza dramática titulada La invención del amor (Adriana Hidalgo), estrenada en Londres en 1998 y ahora vertida al castellano. El protagonista de la misma es el latinista y poeta británico Alfred Edward Housman (1859-1936), cuyo frustrado amor juvenil por un compañero de estudios le hizo destilar melancólicos versos, de hermosa pureza clásica, mientras se enfrascaba, con exigente denuedo, en el estudio filológico de los grandes poetas latinos de la Edad de Oro, los que inventaron "el poema de amor completo, el amor tal como es".
Pero ¿cómo es el amor y, sobre todo, cómo ha de ser cantado para que en el poema ni sobre ni falte nada? ¿Quizá en esa dorada era del mundo clásico grecolatino, en la que Eros y el canto aún no se habían topado con ninguna virtud militante? En la decimonónica Universidad de Oxford, donde se empezó a rendir culto a la belleza artística y al sentimiento estético pagano -Ruskin, Pater, Wilde, Fry y el propio Housman-, se vivió esta nostálgica ilusión de una Edad de Oro clásica, que fue trágicamente interrumpida con la condena de Oscar Wilde por el delito de sodomía, lo cual puso temporal freno a la exhibición pública de los excesos eróticos, pero no sin haber convertido a esos mártires del amor en los protagonistas míticos de una nueva Edad de Oro de la Universidad de Oxford.
De esta manera, sobre el intemporal paisaje de la laguna Estigia, es lógico que Stoppard embarque a todos estos refinados estetas del áureo momento oxeniense, mientras conversan sobre los grandes poetas clásicos del amor. "¡Oxford en la Edad de Oro..." -exclama A. E. Housman en la intervención con la que concluye La invención del amor- "qué tormentas emocionales, y en qué pequeño vaso de agua... Qué suerte estar en esta costa desierta, con las indiferentes aguas a mis pies!".
En la película Autofocus (2002), de Paul Schrader, se nos narra el descenso a los infiernos del sexo de Bob Crane, una estrella americana de los años sesenta, sobre el fondo del cambio de costumbres que entonces vivió aquel país. Las primeras imágenes son nítidas y resplandecientes, como requiere el escenario de la virtud, mientras que, según el protagonista se adentra en el abismo insondable del vicio, todo se torna más oscuro y tembloroso. Según el Housman dramatizado por Stoppard, el poema de amor completo, inventado por los poetas latinos, nos reveló "los enredos y las locuras, el amor como abyecta esclavitud y guerra sin cuartel... demencia, enfermedad, toda la catástrofe confesada y escrita en métrica...".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.