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Israel cierra la Explanada de las Mezquitas a los no musulmanes

La policía israelí decretó ayer el nuevo cierre de la Explanada de las Mezquitas a los no musulmanes, que desde hacía cuatro semanas habían recibido permiso para visitarla en pequeños grupos. Las autoridades justificaron esta medida por razones de seguridad, de cara a prevenir potenciales incidentes. Desde que se reabrió el complejo a judíos y cristianos, las crecientes quejas de los representantes musulmanes del Waqf hacían presagiar el rebrote de la violencia en este lugar sagrado para las tres religiones monoteístas.

Aunque un portavoz de la policía espetó unas ambiguas "razones operacionales" para explicar el repentino cierre, todo parece indicar que hubo una intencionalidad política. La medida estaría basada en los precedentes -la visita del entonces jefe de la oposición, Ariel Sharon, a finales de septiembre del 2000 se convirtió en el detonante de la segunda Intifada- y en informaciones manejadas por los servicios de inteligencia. El pasado viernes, éstos ya habían prohibido la entrada al rezo del mediodía de los musulmanes de menos de 40 años, dando a entender que la amenaza de que se produzcan nuevos disturbios también podría venir del lado palestino.

Considerado el lugar más sagrado del judaísmo, el Monte del Templo (ubicado en el subsuelo de la Explanada) permaneció casi tres años cerrado a las visitas de los no musulmanes para prevenir altercados. Grupos de la extrema derecha israelí y de cristianos sionistas intentaron desafiar la decisión de las autoridades en alguna ocasión, pero fueron controlados a tiempo por la policía. Ante la aparente calma generada por la tregua declarada recientemente por las organizaciones extremistas palestinas, que ayer cumplió su primer mes, se suavizaron las restricciones para religiosos y turistas.

Graves consecuencias

Aunque durante estas cuatro semanas no se habían producido incidentes de importancia, el Waqf, la institución que gestiona los lugares santos musulmanes, interpuso varias quejas ante las autoridades. Asimismo, el presidente palestino, Yasir Arafat, convocó a los representantes diplomáticos occidentales para una sesión especial celebrada en la Mukata, en la que advirtió de las "graves consecuencias" que podría tener la apertura del recinto. Aparentemente, la voluntad de todas las partes -Gobierno israelí, Autoridad Nacional Palestina y Cuarteto- de encarrilar el plan de paz conocido como Hoja de Ruta, hizo que ayer se tomara una medida orientada a evitar un eventual intento de sabotear la actual tregua.

Con este mismo objetivo se reunieron a última hora de ayer el ministro israelí de Defensa, Saúl Mofaz, y el viceministro palestino del Interior, Mohamed Dahlan. El encuentro se centró en la transferencia de la seguridad interior por parte del Ejército israelí a las fuerzas de seguridad palestinas en otras dos ciudades cisjordanas -Qalquilia y Jericó-, según el mismo modelo de retirada aplicado a finales del pasado mes de junio en el área autónoma de Belén.

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