El canguro de 'webs' mantiene las páginas cuando el administrador se va de veraneo

Si usted deja a sus hijos con una niñera, a su perro en una perrera, y a los abuelos en una residencia, ahora también puede dejar su página en manos de un canguro web.

Éste es el servicio que ofrece Manfatta, una empresa de comunicación y contenidos digitales a medida. En su oficina no existe el cartel "cerrado por vacaciones", ni en verano, ni en ninguna otra fecha, porque se dedican al mantenimiento de páginas webs durante todo el año.

Como al mal tiempo hay que ponerle buena cara, a los responsables de la empresa se les ha ocurrido la idea de prestar un servicio de canguro de páginas webs, o lo que es lo mismo, sustituir a los administradores de sitios en Internet "que sí tienen la suerte de marcharse de veraneo"; o que por cualquier otro motivo, viaje o congreso no pueden mantener actualizada su página durante un periodo de tiempo determinado.

"Nuestro servicio de web-sitting se ajusta a todas las necesidades que pueda presentar cada página web y puede incluir todas las fases del proceso: desde la actualización hasta la redacción y edición de los contenidos, de acuerdo siempre con la línea editorial marcada por el cliente, su maquetación y publicación e, incluso, la modificación de las fotografías", explica Neus Arqués, directora de Manfatta.

"Es el cliente quien escoge aquellas fases que más le convienen. Puede, también, contratar la traducción de los contenidos a otros idiomas. El cliente decide durante qué periodo de tiempo contrata el servicio y, cuando éste finaliza, vuelve a asumir directamente la actualización de sus contenidos", prosigue Arqués.

Entre los cinco canguros web, hay editores, filólogos y traductores. Pero todos están familiarizados con las diferentes plataformas de gestión -HTML, XML, PHP, incluso gestores propietarios- y las actualizaciones se ajustan a la periodicidad que el cliente indica. Puede que sea necesario revisar una página diariamente, o cada semana, o cuando hay una actualización puntual sin importar en que momento.

Si hay problemas técnicos y el propietario de la página no tiene servicio de asistencia propio, los canguros acuden a la empresa que les da soporte a ellos y que está situada en el mismo edificio de Barcelona Activa, la empresa de desarrollo local del Ayuntamiento, donde se encuentra la compañía.

El sistema es sencillo. Cuando se firma el contrato, el cliente tiene que dar una clave de acceso a la página, como si fuera uno de sus administradores habituales, para que su canguro pueda acceder a las zonas encomendadas de mantenimiento y actualización.

Mínimo 100 euros

El precio por el canguro web depende del servicio a prestar. El mínimo cuesta unos 100 euros.

La empresa ha establecido unas tarifas de precios según la periodicidad, número de secciones, frecuencia de actualización -diaria, semanal, mensual-, tipo de formato, cambio de imágenes o elaboración propia de contenidos, actualización de fotografías...

"También valoramos si el gestor de contenidos es o no estándar. Todavía hay muchos que son propietarios, lo que significa que tenemos que aprender a manejar un nuevo programa. No hay plataforma ni programa que se nos resista", asegura Arqués.

El mayor escollo del servicio es el de establecer una línea editorial y su validación. "Antes de que se marche de vacaciones, al cliente le pedimos que de el visto bueno sobre los contenidos que hay que colgar en la página, tanto si los suministra él como si los incluimos nosotros, así no hay que molestarlo allá donde se encuentre", explica Neus Arqués.

El canguro de webs va destinado a páginas de agenda cultural y también a sitios de empresas donde las noticias son un valor añadido porque "viven de la actualidad". Y es que Internet se va de vacaciones, pero no cierra.