El presunto asesino del Putxet está cuerdo, según los psiquiatras

El presunto asesino del Putxet está totalmente cuerdo, no es adicto a ninguna droga y tiene una inteligencia normal. Éstas son las conclusiones a las que llegan los dos psiquiatras que han reconocido en diversas ocasiones a Juan José Pérez Rangel desde que ingresó en la cárcel Modelo de Barcelona el pasado 1 de febrero acusado de haber asesinado a dos mujeres en un aparcamiento de la calle de Bertran.

El informe fue entregado la semana pasada a la magistrada de Barcelona que lleva el caso y ha sido redactado por los psiquiatras Vicente Medina y Itziar Alberdi. La instrucción del caso está prácticamente concluida a la espera de un informe comparativo sobre las huellas que dejó el asesino en los cráneos de las dos mujeres a las que golpeó con una gran violencia con un martillo hasta causarles la muerte el 11 y 22 de enero de este año.

La exploración psiquiátrica del detenido que relata el informe contrasta con la gravedad de los hechos de los que se le acusa y con la violencia con la que supuestamente actuó Pérez Rangel, de 25 años. "Ejerce un importante control en su actitud, en las respuestas emitidas y en sus emociones. Consciente, correctamente orientado en espacio, tiempo y persona. No presenta alteraciones de la atención, memoria ni concentración. El curso de pensamiento es fluido. No presenta actividad alucinatoria", explica el informe de los forenses.

Y prosiguen: "Eutímico (sereno de espíritu). No presenta sintomatología depresiva durante la exploración, ni obsesiva ni fóbica. Ausencia de síntomas ansiosos psíquicos y somáticos". Los forenses sí admiten que el acusado les intentó inducir al error durante el reconocimiento. "Adoptó un estilo de respuesta poco sincero, caracterizado por un intento de manipulación de su propia imagen", afirman. También constatan que "eludió aquellas respuestas de las que no está seguro o que considera que pudieran comprometerle".

Agresividad controlada

Los psiquiatras sí diagnosticaron una "inhibición de la agresión" y una "hostilidad sobrecontrolada". La primera expresión es la "negación de los impulsos agresivos y hostiles, y la hipersensibilidad ante la respuesta de otros", mientras que la segunda se refire a una conducta en la que "estos sujetos tienden a responder adecuadamente a las provocaciones, pero ocasionalmente despliegan respuestas exageradamente agresivas sin provocación aparente".

En resumen, los psiquiatras definen el estado de Pérez Rangel con "la no existencia de trastorno de personalidad ni sintomatología clínica" y añaden que "mostró una inteligencia dentro del rango de la normalidad respecto" al promedio de la población.

Los psiquiatras aluden a los antecedentes familiares de Pérez Rangel, de 25 años, y aseguran que no hay antecedentes de enfermedades mentales, alcoholismo u otras drogas o intentos de suicidio. Tampoco ha sufrido nunca convulsiones, meningismo ni traumatismo craneal. Jamás ha estado hospitalizado ni ha sido intervenido quirúrgicamente. "Se considera una persona extrovertida y sociable", dicen los psiquiatras, antes de recordar que "había tenido varias novias y su última relación estable duró 10 meses" y finalizó de mutuo acuerdo.

En cuanto a su vida actual en la Modelo, los forenses aseguran que Pérez Rangel "se ha adaptado sin dificultad" en la quinta galería, que duerme siete horas diarias y que "durante el día trabaja con el ordenador, lee, se encarga del reparto de la comida y estudia el curso de preacceso a la Universidad". El acusado dejó los estudios en quinto curso de administrativo de Formación Profesional. Además, desde que ingresó en la cárcel "no ha precisado consulta psquiátrica y no recibe tratamiento".