El 'Tour' de vela fondea en Getxo

Sus organizadores se comparan con el Tour de Francia, sólo que en vez de sobre dos ruedas los competidores viajan en un casco de 10,9 metros de eslora y ayudados por un par de velas, la mayor con 16 metros de altura. Y, por supuesto, no tienen a miles de aficionados animando a su lado. La Solitaire, una regata que nació en 1970, patrocinada por el periódico conservador Le Figaro, cien por cien francesa, que obliga a los participantes a usar un mismo tipo de barco (construido por los astilleros Bénéteau), comienza hoy, y el día 2 de agosto llegará al puerto deportivo de Getxo.

En la competición participan 44 navegantes, la mayoría viejos lobos de mar. Alguno, como el marsellés Jean Paul Mouren, con el número 13 en su vela, celebra este año su 17ª presencia. La mayoría (40) son franceses, pero también se han inscrito extranjeros: un italiano, una británica, un holandés y Unai Basurko, un portugalujo de 30 años que, pese a su corta edad, lleva un cuarto de siglo navegando. Empezó a los cinco. A los 12 ya se lo tomaba en serio. Tuvo la suerte de aprender en Australia, al lado de su padrino Kanga Birtles y allí se convenció de que lo suyo es la navegación en solitario. Por eso se ha apuntado a esta competición.

La Solitaire es una regata corta, de 1.979 millas marinas, poca cosa comparada con las 23.000 de la Vendée Globe, la vuelta al mundo sin escalas. Pero es tal vez la más importante de Europa para navegantes individuales. Y resulta dura para quienes se atreven con ella. En las intranquilas aguas del océano Atlántico, cada competidor debe multiplicarse para soportar cada una de las cuatro etapas. La salida se toma en la localidad francesa de Les Sables d'Olonne. Para empezar, les esperan 449 millas hasta Getxo, es decir, unos tres días de navegación, intentando restringir al máximo sus raciones de alimento y agua para reducir el peso, algo fundamental para ganar velocidad. Los veleros pueden llegar a los 20 nudos, "es un fórmula 1 del mar", explica Unai Basurko.

Todos, con el mismo modelo, el Figaro II, ligero, rápido, con dos timones y difícil de domar, seguirán el 5 de agosto rumbo a La Rochelle (Francia), pasando frente a la costa de Gijón (494 millas). Después de otros tres días allí, se dirigirán a Dingle (Irlanda) en la tercera etapa, de 536 millas, la más larga. Para terminar, les esperan 500 millas de regreso hasta Sant Nazaire, cerca de Nantes. El ganador del año pasado, en un recorrido menor, de 1.700 millas, necesitó casi 126 horas de competición pura para llevarse el trofeo.

Basurko, en la primera participación de un vasco, no aspira a tanto. Al fin y al cabo, entre sus rivales hay pesos pesados como Loïck Peyron, Michel Desjoyeaux o Alain Gautier, todos ellos ganadores de la Vendée Globe. Unai, a bordo de su velero de nombre Bizkaia, enarbolando el número 20, se conforma con disputar la clasificación a los mejores novatos. Él tiene experiencia, se ha rodeado de buenos consejeros, como José Luis de Ugarte, el navegante solitario vasco más conocido en largas distancias; ha atravesado el Atlántico cuatro veces y ha preparado con mimo La Solitaire.

Estos días espera a la salida atracado en Les Sablons. "Aquí hay 100.000 personas para seguir la regata. Los niños me piden autógrafos", comenta sorprendido desde Francia. Hoy recorrerá un prólogo por la costa, a modo de exhibición.