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Reportaje:

Clientes con nombre propio

Calidad y trato individualizado, apuesta de un pequeño hotel de Moraira recién abierto por una empresa familiar

Es pequeño, pero no tiene nada que envidiar a sus homólogos gigantes que se erigen en primera línea de la costa y, además, cuenta con un nada desdeñable valor añadido: sus eventuales inquilinos no son una masa anónima, sino clientes con nombre propio. Es la filosofía que encierra un pequeño hotel (22 habitaciones) recién abierto en el paseo marítimo de la playa de la Ampolla de Moraira (Marina Alta) por una empresa familiar, que dirigen los hermanos Joan y Josep Vicent Moll. "Nuestro objetivo es que el cliente se sienta como en su propia casa, y para ello contamos con personal muy cualificado, cuya prioridad es el trato individualizado al cliente", afirma Joan.

Joan y Josep Vicent, con una amplia experiencia en el ámbito de hostelería como propietarios del restaurante La Sort -también en esa área de la playa- han exprimido las posibilidades de un solar de 200 metros cuadrados, frente a la cala La Ampolla. Allí, con una inversión de 2,5 millones de euros y grandes dosis de imaginación, han levantado el hotel La Sort. El inmueble, de cuatro alturas, goza de unas idílicas panorámicas: en su cara sureste la majestuosa postal del Peñón de Ifach; y al noroeste, el castillo de Moraira, una fortín del siglo XVI para combatir las hordas piratas. "Decidimos construir el hotel ante la escasa oferta hotelera en la localidad, no más de 500 plazas", justifica Joan. "Pensamos que hay demanda para tener, una vez que estemos a pleno rendimiento, una ocupación satisfactoria", añade. Moraira, con unos 6.000 residentes habituales, quintuplica su población durante el período estival.

Los promotores de esta singular iniciativa hotelera en Moraira, municipio a caballo entre el turismo rural y el de playa, planificaron el proyecto a conciencia: "Un negocio familiar, pero con calidad, nuevas tecnologías y complementos comparables a los grandes hoteles de los enclaves turísticos del litoral", subraya el propietario.

Así, el pasado 8 de junio abrió sus puertas el hotel La Sort, con 22 habitaciones, en las que predomina un mobiliario modernista y, al mismo tiempo funcional, en armónica sintonía con el diseño global del local -obra de la decoradora Marisa Pascual-. Las cuatro habitaciones que se encuentran situadas en el ático son las joyas de la corona: disponen de una amplia terraza con vistas al Peñón de Ifach y al castillo. "Las tenemos ya reservadas durante todo el año", dice Joan.

El hotel, además, está equipado con un sistema de insonorización que aísla del exterior a los clientes en sus habitaciones. También cuenta con un grupo electrógeno autónomo -"para prevenir apagones", precisa el dueño- y otro sistema para tratar el agua de todo el conjunto. El edificio es de los denominados domóticos, es decir, dotado con un sistema central informático para controlar todos los sistemas de energía del complejo que, además, regula el sistema de aire acondicionado de manera automática ante cualquier agresión externa, como por ejemplo la apertura de una ventana.

El hotel se completa con un comedor, abierto las 24 horas, que, al anochecer, simula un ambiente tipo pub, con relajantes sonidos de blues y jazz. Y, como prolongación del restaurante, una amplia y fresca terraza.

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Joan y Josep Vicent se han lanzado a esta aventura sin tan siquiera una campaña de promoción previa. "Hasta ahora el 30% de los clientes que hemos recibido ha sido vía Internet (www.lasort.com) donde el viajero puede realizar una visita virtual por sus instalaciones", concluye Joan.

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