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Una exposición muestra en Vitoria objetos y utensilios de la cultura nómada del Sáhara

'Los pueblos del desierto' se exhibe en el palacio Montehermoso hasta el 31 de agosto

Las inmensidades del desierto del Sáhara han sido y son fuente de inspiración creadora, destino de aventureros, objeto de la codicia de los imperios europeos, pero también el hogar de numerosos pueblos con culturas tan diversas como sugerentes, que han sobrevivido en unas condiciones extremas. La cultura y la forma de vida de algunas de estas tribus nómadas, las que habitan Trab El Bidan, se presenta estos días en Vitoria, en una sugerente exposición montada en el antiguo Depósito de Aguas del Centro Cultural Montehermoso.

Los pueblos del desierto. La vida de Trab El Bidan se titula la exposición que recorre las aportaciones austeras de una cultura nómada que abarcó el sur de Marruecos, el occidente de Argelia, el Sáhara occidental y parte de Mali y Mauritarnia. Son 180 los objetos que ha seleccionado Santiago Jiménez para esta muestra, donde se incluye la imprescindible cartografía que realizaron los europeos para orientarse por un medio desconocido cuando comenzó a ser explorado.

Las tribus que vivían en el desierto no necesitaban tanto de mapas como de la literatura. En el mínimo equipaje de unas gentes acostumbradas a largos desplazamientos por motivos comerciales o a la búsqueda de escasos pastos para su ganado, no faltan los textos manuscritos que recogen la historia, el derecho, la gramática y la literatura. En ellos se plasma una forma particular de vivir el Islam, con una determinante influencia sufí. "Son textos para uso exclusivo de una minoría ilustrada en donde se recogen textos coránicos y las historias de los diversos linajes que vivían en Trab El Bidan", recuerda Jiménez.

El sedentarismo llegó a la zona muy entrado el siglo XX, lo que se refleja en la austeridad de los ajuares. Las alhajas son más que sobrias y muchas veces se confunden con los talismanes: gran parte de estos adornos envuelven reliquias de hombres santos y fragmentos de textos de oración. Y todos poseen un significado, desde el jatem o anillo masculino que se entrega al cheij o autoridad espiritual, hasta la más sencilla pulsera de ámbares o la tobillera de plata.

La indumentaria, que se exhibe en otro apartado de la exposición, refleja esa protección milenaria del sol con telas que apenas dejan asomar los ojos y las manos. La hospitalidad de las gentes del desierto la testimonian teteras, braseras, tabaqueros o almohadones, entre los que no faltan prendas célebres como el sulham (capa de lana) de Cheij el Kebir. Destaca una silla de montar que revela el carácter itinerante de estas tribus y su aspecto práctico, ya que se utilizaba como colgador durante las acampadas.

"La descolonización, la creación de nuevas fronteras y la sedentarización de la mayor parte de estas tribus, con la creación de nuevas ciudades, han puesto en peligro la permanencia de sus formas de vida anteriores, que aquí tratamos de reflejar", concluyó Jiménez.

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