Dimite el presidente del sindicato IG Metall con duras críticas a su sucesor
El presidente del sindicato alemán del metal, IG Metall, Klaus Zwickel, presentó ayer su dimisión con duras críticas a su sucesor, el vicepresidente de la organización, Jürgen Peters, al que culpa de la crisis que atraviesa la más poderosa organización sindical de Alemania. "Con mi decisión hago constar explícitamente que no asumo la responsabilidad de la derrota de la lucha salarial del metal en el este del país", explicó Zwickel, al anunciar su abandono prematuro del cargo, tras 10 años al frente.
El líder sindical, que presentó formalmente su dimisión a la dirección de IG Metall el pasado viernes, pero no la hizo pública hasta ayer, cargó así las culpas sobre Peters, impulsor de la huelga llevada a cabo en el Este del país, que terminó hace unas semanas con fracaso de las reivindicaciones de los trabajadores. "Quiero dejar claro que el nuevo inicio, que yo considero urgentemente necesario, no va a producirse", añadió Zwickel, de nuevo en alusión a Peters, representante del sector tradicionalista de IG Metall. Según los planes del sindicato, Peters tomará el relevo a Zwickel, formando tándem con el representante del sindicato en Baden Württemberg, Berthold Huber.
Zwickel ha tratado de impedir ese relevo desde que Peters fue designado como presidente, el pasado abril, por considerar que el sindicato necesita de un renovador, no un tradicionalista. Las críticas de Zwickel, un histórico del mundo sindical alemán, fueron en aumento tras el fracaso de las movilizaciones del Este.
Peters convocó la huelga para reivindicar la equiparación de la semana laboral de los metalúrgicos del Este con sus compañeros del resto del país. La campaña topó con críticas generalizadas, puesto que ponía en jaque las inversiones realizadas tras la reunificación en el antiguo territorio germano-oriental. Tras semanas de paros, que llegaron a paralizar la producción de las plantas en el Oeste de los grandes grupos de la automoción, IG Metall dio por fracasada su campaña, sin conseguir sus objetivos.
La responsabilidad de ese revés recayó en Peters y Zwickel reanudó su lucha por dar marcha atrás a su designación como jefe del sindicato. Ante la cada vez más estridente lucha interna, IG Metall convocó un congreso extraordinario para finales de agosto, en el que debía acelerarse la elección de la nueva jefatura y cerrar la brecha. La situación de IG Metall se enmarca en la crisis de identidad que atraviesan los sindicatos alemanes, aquejados por una permanente sangría de afiliaciones.
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