Aznar tiene que consultar con... Aznar

El jueves pasado, día 17 de julio, sobre las siete de la tarde, varios músicos invitados en el palacio de la Moneda escuchaban atónitos al presidente del Gobierno, José María Aznar. Pero sus oídos no se escandalizaban porque el presidente pretendiera exhibir su voz melódica o interpretar algún instrumento en la intimidad palaciega, como dice que le ocurre con la lengua catalana. No, la sorpresa no iba por ahí, sino porque tras condecorar con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil al pianista vasco Joaquín Achúcarro lanzó todo un prolongado exordio. Tras evocar la condición de bilbaíno del artista, Aznar ofreció las respuestas de una identidad plural a las "supuestas disyuntivas de identidad que se quiere construir en falso". Los eximios colegas de Achúcarro, sin contarle a él mismo, quedaron tocados. No pasaban muchos vascos por allí en ese momento, pero había músicos de otras comunidades. Alguno de ellos dijo: "No parece que este hombre vaya a retirarse como viene diciendo".

Para Rato, el alcalde Ruiz-Gallardón no es ni más ni menos que eso, alcalde

Al día siguiente, en el mismo palacio, en la clausura del Programa de las Becas Líder de la Fundación Carolina, al ser preguntado por una de las jóvenes sobre la sucesión, Aznar estuvo bastante locuaz: "Antes de 1996, había dicho que sólo cumpliría dos mandatos. Lo cumpliré. Todavía hay personas que tienen dudas. Yo te digo que lo cumpliré".

¡Músicos descreídos!

Aznar explicó que en septiembre próximo pedirá opinión a los líderes de su partido. "También tengo que hablar con Aznar", sonrío el presidente del Gobierno.

La joven indagó acerca de quien entregaría las becas el próximo año: "Esa es la pregunta del millón, Bueno, realmente es la pregunta del trillón. Será buenísimo, mejor que lo que hay ahora" replicó Aznar, saltándose a la torera la magnitud del billón.

Quizá por eso, para ser mejor que ahora, uno de los dos candidatos a la sucesión, Rodrigo Rato, que pasaba este fin de semana fuera de España, prepara cantidades industriales de tila. Porque el miércoles 23 es su gran día. Esa tarde, a las cinco en punto, en el Salón de Grados del Pabellón Central de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense, Rodrigo Rato, leerá en acto público su tesis de doctorado en Ciencias Económicas, tras matricularse en el tercer ciclo del departamento de Economía Aplicada, y será proclamado, si no sucesor, al menos por ahora, doctor en Ciencias Económicas.

El título de la tesis es secreto de Estado. Lenguas viperinas sugieren que puede llamarse así: Fundamentos económicos de la próxima presidencia del Gobierno. Bromas aparte, Rodrigo Rato, que estudió la carrera de Derecho y obtuvo un máster de Administración de Empresas por la Universidad de Berkeley, en California, siempre consideró una asignatura pendiente suya el doctorado en Económicas, que él desea, ahora, asociar a la experiencia de haber tenido en sus manos durante siete años el timón de la economía española. Economía aplicada pura, pues.

La agenda está tan competitiva que hasta el día de su tesis, Rato tendrá que darse codazos con Aznar, que ese día, miércoles 23, tiene previsto pronunciar una conferencia en la Escuela de Verano de Nuevas Generaciones del partido Popular, cuya inauguración está prevista para hoy domingo 20 de julio, en San Lorenzo de El Escorial. Con todo, Aznar hablará durante la mañana y Rato leerá su texto por la tarde. Un día después, la tarde del jueves 24, el vicepresidente segundo y ministro de Economía subirá hasta San Lorenzo del Escorial para ilustrar con su conocimiento a la juventud del partido.

A este seminario se llega un poco con los nervios a flor de piel. Los tres aspirantes a sucesores -Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja- hablarán con los jóvenes después de una de las semanas de mayores fuegos artificiales del Partido Popular, que terminó así como empezó. Con Rodrigo Rato y Esperanza Aguirre y la mayor parte del aparato del PP pegando patadas a Alberto Ruiz-Gallardón en el trasero de su segundo, Manuel Cobo, quien acusó a gentes del PP de atacarle a él, Cobo, al destapar que es administrador de varias sociedades de su padre constructor, a raíz de la inquietud que les ha metido en el cuerpo el candidato sucesor fuera de programa Ruiz-Gallardón. Para Rato, según ha dicho, el alcalde es ni más ni menos eso, alcalde.

Esperanza, por si alguien no había entendido su censura de Ruiz-Gallardón, lo aclaró en una entrevista publicada ayer en Abc: "Las declaraciones de Manuel Cobo carecen de fundamento en lo que se refieren a que hay una conspiración contra Alberto".

Cree la candidata del PP a las próximas elecciones de la Comunidad de Madrid que Ruiz-Gallardón quiere ser, parafraseando a Rato, más que alcalde, es decir sucesor: "Yo creo que lo ha dicho con toda claridad. Desde mi punto de vista se equivoca. Este 2004 no es su momento".

Claro, pero es que a Alberto no le preocuparía si sólo fuera cuestión del 2004. Si la España de Rato o la de Rajoy -el orden de los factores no altera el producto- funciona y los socialistas siguen sin conseguirlo, ¿por qué Rajoy o Rato renunciarán a dar batalla otra vez en el 2008?

Que su candidatura se postergue ad calendas graecas, eso es lo que teme Alberto Ruiz-Gallardón.