Las luces de Radiohead

El otro día fui ver la actuación de Radiohead en Las Ventas. Aunque su música me gusta mucho, en este concierto descubrí otra faceta del grupo que jamás habría conocido solamente escuchando sus discos: sus hipnóticas luces. Las había de todos los colores. Los haces de luz de los cañones, que se movían al son de la música, llenaban la noche estrellada y titilaban con tal perfección rítmica que ni el más grande bailarín jamás podría soñar superar...

Era incapaz de apartar mis ojos de ellas aunque me lo hubiese propuesto, porque ¡era lo único que podía ver! Bueno, sí, a veces la coronilla de alguno de los miembros, ¡qué gran emoción cada vez que veía algún pelo del flequillo del cantante! Estaba tan bajo el escenario que pensé que en lugar de un grupo actuando lo que oíamos era el hilo musical previo para calentar el ambiente, o que los de Radiohead habían menguado por alguna extraña maldición... Ni siquiera se había colocado una mísera pantalla.

Lo mejor de todo es que, por este motivo, mucha gente se encaramaba a hombros, con lo cual ya ni siquiera podía ver esas bonitas luces, mi único consuelo. Quiero hacer un llamamiento a la empresa responsable de este tipo de cosas para que a partir de ahora todos los conciertos sean como éste porque hacen una labor muy positiva: ayudan a la gente a fomentar la creatividad. Y todo por sólo 32 euros.