El increíble Hulk y los detectores de rayos gamma
PERROS MUTANTES DE INSTINTO ASESINO; arquetipos de científico loco obstinados en su particular cruzada por traspasar los límites del ser humano; espectaculares persecuciones por el incomparable marco del Arches National Park; laboratorios de última generación en el exclusivo campus de Berkeley... Hulk (2003), la última entrega sobre este particular superhéroe de ficción, dirigida por Ang Lee, ofrece una visión más intimista sobre el personaje. Embutida en una estética de cómic, con planos múltiples que jalonan la pantalla, Hulk ahonda en el perfil psicológico de Bruce Banner, un brillante científico aquejado de un severo trauma emocional y un oscuro pasado. En este sentido, el filme articula una visión mucho más sombría, trágica acaso, que emparenta a Hulk con el Batman de Tim Burton.
Una curiosa historia, muy comentada hoy en día en el mundillo de la física nuclear, tiene como protagonista a un monumental dispositivo detector de radiación gamma utilizado en el filme: la denominada gammaesfera. La anécdota le fue relatada a uno de los autores de esta columna por físicos nucleares de la Universidad de York (Reino Unido), con los que colabora precisamente en el uso de experimentos de física nuclear con la gammaesfera en diversas aplicaciones astrofísicas. La historia, de hecho, enlaza a tres personajes que comparten un mismo apellido: Stan Lee, coguionista del cómic original sobre el personaje, Ang Lee, director del filme, y I-Yang Lee, responsable del programa de física nuclear de baja energía del Lawrence Berkeley National Laboratory (California, USA): el equipo de producción de Hulk, en su búsqueda de escenarios apropiados para el filme, contactó con científicos nucleares del Lawrence Berkeley National Laboratory, un prestigioso centro de investigación ubicado cerca de San Francisco, para tomar algunas fotografías de los laboratorios.
La visita de Ang Lee y su equipo generó un gran revuelo. El laboratorio hizo las delicias del equipo de producción, que quedó especialmente prendado de una de sus joyas: la gammaesfera, un microscopio de rayos gamma, diseñado para analizar la estructura de la materia a escala microscópica. El dispositivo (20 millones de euros) es un preciado instrumento itinerante (compartido, entre otros, por los laboratorios nacionales de Berkeley y Argonne) concebido para estudios de estructura nuclear, física de partículas elementales y astrofísica nuclear. La gammaesfera consiste en dos hemisferios con 100 detectores de rayos gamma que apuntan hacia el centro del instrumento, donde se llevan a cabo colisiones entre núcleos atómicos de alta energía, en experimentos de fusión nuclear. Cada hemisferio pesa unas 6 toneladas y tiene un tamaño de unos 1,8 metros. Fusionar núcleos atómicos no es una tarea fácil. En el interior de las estrellas (tanto en sus fases tranquilas como explosivas) la fusión se lleva a cabo a merced de las elevadas temperaturas (de millones a miles de millones de grados). Así, los núcleos atómicos son acelerados a elevadas velocidades, capaces de vencer las barreras de potencial electrostático. En el laboratorio, los físicos utilizan aceleradores lineales, capaces de impulsar núcleos atómicos a velocidades del orden de un 10% o 15% de la velocidad de la luz, antes de impactar violentamente con otras partículas. Como resultado, se obtienen nuevos núcleos, conglomerados de protones y neutrones que adquieren una configuración estable con la emisión de fotones de alta energía (rayos gamma) bajo leyes dictadas por la mecánica cuántica.
El equipo de Ang Lee recreó la gammaesfera con tal precisión (aparece en diversas escenas del filme) que muchos de los físicos nucleares de Berkeley quedaron impresionados con la réplica. Aunque, posiblemente, no así con su utilización en el filme: toda vez asimilado el alcance de la exposición a la radiación gamma que sufre Bruce Banner, su padre decide emular a su primogénito. Así, se somete a una sesión de rayos gamma (sic). Para ello ajusta la gammaesfera y... ¡Un momento! ¿Para qué necesita una gammaesfera? Si David Banner se erige en objetivo de la radiación gamma incidente, de poco sirve un detector. ¿O será que en su paranoica obsesión ha invertido los papeles de detector y emisor y ha confudido la gammaesfera con un generador de rayos gamma? Tampoco nos sorprendería... No en vano, un entusiasta del mundo del cómic y también escritor, Mort Castle, afirma: "No hace mucho, había un completo universo dentro del mundo del cómic basado en los principios de la mecánica cuántica; sin embargo, la mayor parte del conocimiento de los escritores en la materia se reducía a saber deletrear cuántica".
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