Fomento admite que las obras de Sol causarán "fisuras" en las casas cercanas
La memoria de los trabajos de la estación recomienda reforzar el subsuelo
La construcción de la estación de cercanías Sol-Gran Vía bajo los números pares de los edificios de la calle de la Montera producirá "pequeños giros y movimientos en [las] medianeras [de los inmuebles]" que se traducirán "en fisuras de las viviendas contiguas" a la obra. Así lo indica la memoria de construcción de este proyecto, en la que además se explica que las excavaciones ocasionarán "inevitables subsidencias [hundimientos]" del suelo. El informe técnico admite que las fisuras crearán una "inevitable alarma social que hace necesaria la adopción de medidas preventivas".
La obra, que hollará el centro de la ciudad durante cuatro años, discurrirá a 35 metros de profundidad y principalmente bajo los números pares de Montera. En las últimas semanas, los vecinos habían expresado sus temores ante el riesgo que para sus casas suponen estos trabajos. Para paliar los posibles daños, según el informe realizado para el Ministerio de Fomento por las prestigiosas ingenierías Sener y Euroconsult, los técnicos proponen recubrir el subsuelo inyectando suficientes volúmenes de "lechada" (mezcla de cal, yeso y arena que se usa para reforzar el terreno). De todas formas, siempre según la memoria, la construcción de esta estructura subterránea levantará ligeramente el suelo antes de las excavaciones.
Estas inyecciones, que compensarán los posibles hundimientos en la zona, se harán desde cuatro pozos en los que se realizarán perforaciones horizontales para introducir la "lechada".
El estudio prevé también un plan de control de los movimientos en las estructuras de los edificios que pueden verse afectados. Según el informe técnico, la finalidad del plan es asegurar su adecuación a los cálculos hechos durante los trabajos de diseño.
Ante las posibles afecciones que las obras tendrán en los edificios de la zona, el Ministerio de Fomento ha realizado un estudio de los inmuebles clasificándolos según su sensibilidad a las "deformaciones que se pudieran producir". El estudio se ha hecho consultando la documentación registrada en diversos organismos del Ayuntamiento (Archivo de la Villa, Gerencia de Urbanismo e Inspección Técnica de Edificios) y visitando cada una de las edificaciones. Éstas se han dividido en siete tipos según su estructura, materiales de construcción y antigüedad.El informe de Fomento establece también una clasificación de los posibles edificios afectados en función de sus fisuras actuales (horizontales, verticales o inclinadas), su agrupación, localización y la presencia de desprendimientos y corrosiones.
Como resultado de esta clasificación, Fomento ha definido el riesgo estructural que podrían sufrir los edificios distinguiendo tres categorías según el grado de sensibilidad de sus cimientos: edificios sensibles a movimientos en la cimentación, inmuebles con sensibilidad media y bloques poco sensibles. La memoria recuerda que algunas edificaciones de la zona tienen estructuras de madera y su antigüedad es superior a los cien años.
El alcalde de Madrid y presidente de la Comunidad en funciones, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció, en la inauguración de las obras el pasado miércoles 9 de julio, que una comisión formada por técnicos del Gobierno central, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital se reunirá una vez al mes para tratar de minimizar las molestias a los vecinos.
"Irresponsabilidad"
El diputado socialista Modesto Nolla denuncia que el proyecto carece de una declaración de impacto medioambiental que informe, por ejemplo, del hipotético riesgo que sufrirían los sótanos de la calle de la Montera. El Ministerio de Medio Ambiente lo eximió de este requisito administrativo el 27 de junio de 2002 por considerar que sus efectos medioambientales no eran "significativos". "Todo el proceso ha sido una irresponsabilidad y muy oscurantista. Si se hubiera sometido a declaración de impacto ambiental, se habrían evitado riesgos como los que ahora se reflejan en la memoria constructiva", indica Nolla.
Las zonas de actuación de la obra son cuatro. La primera de ellas afecta a más de 3.300 metros cuadrados de la Puerta del Sol. Las obras en esta zona se realizarán en tres fases. En la primera de ellas está previsto colocar una valla al principio de la calle de la Montera, en un área que ocupará unos 500 metros cuadrados, además de un muro de contención que formará un rectángulo de 961 metros y que impedirá que los vehículos giren desde la calle de Alcalá hasta la Carrera de San Jerónimo. Este muro inutilizará también las dársenas de autobuses. Durante la ejecución de toda la obra se verán afectadas más de cuarenta líneas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), así como las estaciones de metro de Sol y Gran Vía. Un "tercio central de la bóveda de la estación de Sol de línea 1 de metro" deberá ser, además, demolida.
La demolición de la bóveda se realizará al amparo de una estructura de protección que, según el informe de Fomento, permitirá el mantenimiento de la circulación en la línea 1 a través de la estación. "Sin embargo, dada la limitada anchura disponible de andenes, no es posible mantener en servicio la estación durante el periodo en que se produzca la demolición de la bóveda", afirman, lo que supone un corte de la línea de seis semanas.
Además, las obras proyectadas suponen la completa remodelación de la estación de Gran Vía. La estación estará cerrada durante 30 meses. El metro pasará de largo durante ese periodo. Los viajeros tendrán que coger un autobús gratuito para recorrer el trayecto interrumpido entre Sol y Tribunal.
En la segunda fase se reabre la calle de la Montera. El muro se transforma en una valla que cercará una parcela de 2.167 metros cuadrados y que cerrará la calle de Carretas. Esta valla, que ocupará parte de la acera, se situará a poco más de un metro de las fachadas de los números 1, 2, 3, 4 y 5 de la Puerta del Sol. Esto supone que el tráfico quedará cortado en la plaza en el sentido que va desde la calle Mayor hacia la Carrera de San Jerónimo.
"A ver quién se hace cargo de las grietas"
En la memoria del proyecto de construcción de la macroestación de Sol, los técnicos de las consultoras Sener y Euroconsult señalan que hay edificios en la zona que tienen un siglo de antigüedad y que sus vigas son de madera.
El número 12 de la calle de la Montera es uno de esos edificios. Uno de los residentes de esta vivienda levantada a finales del XIX, José Muiños, tiembla al oír hablar de movimientos bajo los cimientos de su casa. "El edificio no se va a caer, aunque casi lo preferiría, porque seguro que van a aparecer grietas y a ver quién se hace cargo de ellas", se pregunta.
Debajo de su vivienda, como en la de los demás números pares de la calle de la Montera hasta el 20, se construirán los andenes, mientras que en la trasera de la casa -en el llamado callejón de la caja de ahorros- se levantará una salida de emergencia.
La Asociación de Vecinos de la Calle Montera y Adyacentes (Amya) lleva meses quejándose de la falta de información que han recibido por parte de la Administración.
Hoy se reunirán en la Cámara de Comercio con representantes del Ministerio de Fomento para que les expliquen el proyecto y sus posibles consecuencias. "Hace un mes pedimos una reunión con el director general de Ferrocarriles, Manuel Niño. Todavía estamos esperando", afirma una fuente de esta asociación.
Fomento estableció en 198 el número de afectados por las obras en la calle de la Montera. Para la asociación son muchos más, porque "no se está contando a los cientos de personas que trabajan aquí diariamente".
En total, unas 2.000 personas viven en esta emblemática calle de la capital de 400 metros de longitud. "Nosotros nos oponemos al proyecto porque creemos que no se han previsto todos sus efectos", señala la misma fuente.
"Gobernar es prever", asegura, "y nadie parece haber previsto qué pasará si hay un incendio en la zona, o si podrán pasar las ambulancias que vayan a recoger a los enfermos". Este miembro de la asociación recuerda el famoso incendio de los almacenes Arias y teme que las obras puedan traer un situación parecida. El fuego se originó el 4 de septiembre de 1987 y, como consecuencia de las llamas, al día siguiente se vino abajo la estructura metálica del inmueble, sepultando a los bomberos. Murieron diez de estos funcionarios públicos.
"Además, queremos", dicen los vecinos, "que nos expliquen cuál es el interés público de estos trabajos. ¿Nos traerán beneficios?".
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