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Reportaje:MÚSICA

La integral de Paco de Lucía

Acaba de salir al mercado una colección que sin duda va a seducir a todo amante de la gran música, sea o no aficionado al flamenco: la integral en concierto de Paco de Lucía. La música que el genio de Algeciras grabó como concertista para Universal desde 1964 hasta 1998, fecha en que publicó su último compacto, Luzía. En total 25 títulos, más uno que contiene temas poco conocidos y que aparecieron de forma dispersa en distintos soportes, entre ellos los cuatro primeros títulos que tocó como solista en 1964, cuando tenía 16 años, o los que hizo para películas.

Esta colección no incluye su faceta de tocaor para el cante, también fundamental. Recuérdense los discos iniciales de Camarón,esplendorosos. Ciñéndonos a lo que ahora ve de nuevo la luz, Paco de Lucía firma un corpus musical realmente sin precedentes en el mundo de la guitarra flamenca. Muchas de esas grabaciones son hitos memorables. El guitarrista siempre ha expresado un respeto profundo por el trabajo grabado, porque queda para siempre, y un disco suyo, cuando sale al público, sirve de pauta a los jóvenes.

En sus primeros discos en concierto, Paco de Lucía denotaba ya una notable madurez, siempre presente en su estilo, en esa aparente facilidad con que toca la guitarra. Era evidente que estábamos ante un músico fuera de lo común, destinado a los más altos logros artísticos. Sin embargo, hasta 1973 no se produjo el auténtico "pelotazo" popular que fue su rumba Entre dos

aguas, de su disco Fuente y

caudal. Sorprende saber que este tema fue incluido en el último momento, como relleno para completar una grabación en que todo lo demás es tradicional. Sus autores -De Lucía y José Torregrosa- fueron los primeros sorprendidos del éxito que llevó a Entre dos aguas a ser durante varios meses número uno en ventas en España.

Esta integral se publica con motivo del 30º aniversario de aquel éxito comercial, y desde entonces el tocaor confiesa hacer en cada disco una o dos melodías radiables, es decir, que se vendan bien, "porque, en definitiva, las casas de discos están para eso, para vender discos", según él mismo declaraba.

Sólo quiero caminar (1981) fue el primer disco que Paco de Lucía grabó con su sexteto, introduciendo por primera vez el bajo de Carles Benavent, el saxofón de Jorge Pardo y el cajón de Rubem Dantas, instrumento que había oído por primera vez en Perú en una gira. Es la primera aproximación del guitarrista al jazz y otros géneros musicales, aunque él nunca creyera mucho en esto de las fusiones, que casi tomaba como divertimento. Lo decía en una entrevista que le hice a finales de 2001: "Yo en la fusión nunca he creído. La veo como un pretexto para aprender de los otros géneros, cosas que antes nunca hacíamos, del jazz por ejemplo, de la salsa, del rock. Te diviertes, y yo me he divertido muchísimo tocando estas cosas. Es donde te puedes entregar a la inspiración, a la improvisación, pero no puedes improvisar de buenas a primeras, entonces sientes que empiezas literalmente a volar. En la improvisación no siempre aciertas, por supuesto, haces veinte cosas para meterte preso, pero de pronto sale una que es gloriosa".

Siroco fue otro título clave en la discografía de Paco de Lucía, y Zyryah, uno más de verdadero gigante, durante cuya grabación declaraba que "me entró de todo". La evolución de Paco de Lucía se halla perfectamente reflejada en su discografía. No olvidemos sus versiones de clásicos españoles, que llegaron a irritar a personalidades de la música española como Narciso Yepes. En 1991, a propósito de la versión del Concierto de Aranjuez de Paco de Lucía, leí en Abc: "Es terrible. No se puede soportar. Paco de Lucía, que es un guitarrista flamenco fenomenal, no tiene técnica para tocar ese concierto. Es un sonido tan horrible, tan feo, tan pequeñito, tan fuera de lugar...". Y Yepes extendía su censura a otra grabación del De Lucía sobre Falla.

Creemos que no están justificadas críticas tan negativas como la de Yepes. Pienso que De Lucía en ningún caso pretendió hacer interpretaciones clásicas, sino flamencas, de unas obras que le seducían. Personalmente recuerdo que siempre mantuve que la versión de Paco de Lucía no traicionaba el Concierto de Aranjuez, que la obra no había sido aflamencada y que el guitarrista se había mostrado sumamente respetuoso con la partitura original. La guitarra flamenca tiene un sonido distinto, y el sentimiento de su expresión es también diferente. El toque flamenco es siempre más intenso que el clásico, tiene una mayor temperatura emocional. Y ahí es donde Paco de Lucía puso de manera decisiva su acento personal, la magia de su toque, el raro encanto del sonido jondo de su guitarra. El resultado fue, como ya dije en su día, hermoso, sugerente, en ocasiones, deslumbrador.

El guitarrista gaditano Paco de Lucía.
El guitarrista gaditano Paco de Lucía.EFE

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