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Crítica:POP | Elton John
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

A sus anchas

En una de las noches más calurosas que el estío ha deparado este año para la capital de España, el veterano Elton John triunfó en una larguísima actuación que rondó las dos horas y media y que contempló casi treinta temas pertenecientes a todas las épocas de su discografía.

Ataviado con un traje rojo carmesí, con discretas gafas de sol y la sola compañía de un piano de cola negro, unos cuantos monitores de sonido desparramados a su alrededor y una cubitera para la bebida cuyo contenido tuvo que ser repuesto varias veces a lo largo de la actuación, Elton John se sintió a sus anchas ante un público rendido de antemano a su presencia, su voz y sus canciones y entre el que había numerosas caras conocidas de la aristocracia, la política, el cine, la música, la televisión y hasta el deporte.

Elton John

Plaza de Las Ventas. Madrid, 8 de julio.

En un escenario sobriamente ornamentado con una pantalla de vídeo central y dos laterales, la menuda figura de John agradeció de modo sincero cada una de las ovaciones que fueron respondiendo a la ejecución de sus temas.

Comenzaba con Your song, un clásico que hacía brotar en los labios del respetable los primeros versos de acompañamiento. Acto seguido, Border song retrotrae a cantante y audiencia al tiempo en el que fue escrita: los primeros años setenta.

El piano

Instrumentalmente, Elton John no es el mejor pianista de la historia. Toca de modo juguetón su piano con trucos midi y comienzan a aparecer arreglos de cuerdas y acompañamientos y hasta segundas voces disparadas con enorme precisión. Se diría que, en lugar de un hombre que toca un piano, el asunto es al revés y el instrumento manipula la ejecución del intérprete y le hace sonar perfecto.

En cuanto a la voz, cierto es que Elton John ya no alcanza aquellos falsetes que hacían de Rocket man una especie de canción de otro mundo. Pero John suple estas carencias con sabiduría y gran pericia a la hora de manejar ecos y efectos de delay, consiguiendo que al final del tema el público se levante de sus asientos para aplaudirle.

Tras unos buenos I'm still standing y Ticking, Elton John dirige el espectáculo en dirección a las baladas de lujo y deja caer Candle in the wind y una sorprendente recreación de Moon River que demuestra la sincera admiración del británico por el tema que Henry Mancini escribió para Desayuno con diamantes.

Este set baladístico culminará con otra de las más brillantes páginas musicales escritas por Elton John: Sorry seems to be the hardest word. Con Philadelphia freedom vuelve el ágil juego de dedos, el ambiente de rock y el clima del concierto, atravesando zonas de temas instrumentales y más recuerdos de su discografía, se va encaminando hacia la recta final con algunas de las canciones que muchos de los presentes han venido a escuchar y que han formado parte del bagaje puramente pop de varias generaciones.

Elton John, que ha soportado el calor y el esfuerzo vocal de forma ejemplar, se retira con aspecto entre agradecido y divertido, mientras el público se va encaminando hacia la puerta del recinto taurino y muchos de ellos van, cada uno, cantando un tema distinto. Ése es el más importante legado que el legendario John deja a su parroquia española. Y no es poco.

Elton John, el martes por la noche, durante su actuación en la plaza de Las Ventas de Madrid.
Elton John, el martes por la noche, durante su actuación en la plaza de Las Ventas de Madrid.LUIS MAGÁN
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