Terneras a cuerpo de rey
Una empresa utiliza métodos antiestrés con las reses antes de sacrificarlas para aumentar la calidad del producto
Comida natural en abundancia y terreno vasto para corretear en la Sierra del Segura, en las estribaciones de la localidad albaceteña de Yeste. Más comida, un bañito de agua templada por aquí, un bañito de agua fría por allá. En la gloria; sin estrés. Éste es el guión esquemático de la vida de las reses que engorda la empresa ilicitana Cárnicas Ballester, que destina seis millones de euros a la producción intensiva de carne que denomina ecológica.
Esta mercantil presume de ser la principal productora española de carne exenta de elementos químicos incorporados al animal a través de vacunas o de la propia alimentación. El objetivo final, según explica a modo de lema publicitario el director comercial de la entidad, Javier Ballester, es "ofrecer la mejor carne con las mejores garantías".
Todo influye, al parecer, en la calidad de la carne que llega al consumidor. Además de los cuidados de alimentación, el proyecto también cuenta con medidas especiales para el transporte del ganado. Incluso los camiones disponen del doble de espacio que los convencionales para cada una de las reses. El objetivo es que el animal no sufra, porque, según los expertos, al final, todo revierte en la calidad y la textura de los futuros filetes.
Por si fuera poco, también mueren con privilegios sobre otro animales. En el matadero, la res es tratada de manera diferente a otras compañeras. Allí pasan a cuerpo de rey sus últimos días. "Hay que eliminar el estrés del animal, que afecta a la calidad de la carne". Antes del sacrificio se le alternan baños de agua fría y caliente para relajar al animal. Cuando está en calma, "una vez desestresada", la vaca es sacrificada.
La carne llamada ecológica "tiene ventajas", dicen en la empresa. "Principalmente porque se trata de una carne de vacuno que es más tierna que la producida con los métodos convencionales", apunta Ballester. Esta carne está libre de todo tipo de toxinas, gracias a la alimentación y la medicación que recibe a lo largo de su vida.
Cárnicas Ballester, líder en la Comunidad Valenciana en el mercado de la carne, logró una facturación cercana a los seis millones de euros el pasado año, con un crecimiento del 11,3%. La empresa ha puesto ahora sus ojos y su estrategia en Alemania, donde el 40% de la carne que se consume es ecológica.
La mercantil ilicitana ha invertido dos millones de euros en la compra de una propiedad rural en Yeste (Albacete) para que las reses se críen en un espacio natural. La finca dispone de 100 hectáreas con dos arroyos, cinco fuentes naturales y una vegetación frondosa de chopos, olivos y nogales. "Los animales se mueven libremente por esta superficie, aunque disponen de sus cobertizos para refugiarse de la lluvia y el frío", apunta Ballester. Se trata de una superficie que, destinada a la producción habitual de carne de vacuno, permitiría albergar no menos de 7.000 reses. En este caso su número se verá reducido al 15%. Los animales contarán con la comida a su "libre disposición", es decir, que podrán comer cuanto quieran y lo que quieran, en su variante entre forraje y piensos de la agricultura ecológica producida en Extremadura. En fin, pacer a vida de rey para morir como plebeyo.
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