Un año marcado por las polémicas

La polémica se ha convertido en invitada permanente de la Universidad del País Vasco (UPV) este curso recién concluido. No se ha perdido ninguna cita importante. Ha hecho acto de presencia en las relaciones con el Gobierno vasco, a cuenta de los presupuestos y los complementos de productividad del profesorado; con la Administración central, por los conflictos sobre la concesión de la cátedra a Edurne Uriarte y el trato académico a los etarras presos alumnos de la UPV; y se ha dejado ver en los trabajos de implantación de las modificaciones normativas exigidas en la Ley Orgánica de Universidades (LOU) por los aplazamientos debido a la falta de quórum para la aprobación de los nuevos Estatutos.

"Sí había interés por los Estatutos. Habíamos puesto el listón muy alto", dice Montero

Respecto a los dos primeros campos de fricción, el rector de la UPV, Manuel Montero, encuentra en la "indefensión" de la institución que encabeza, agudizada por la amenaza de la violencia, la explicación a tantas críticas. "La universidad en general es una figura antigua, pero de estructura frágil. Somos un lugar abierto, plural, la universidad siempre lo será, y eso supongo que nos hace ser un blanco fácil. Y esto se ve acentuado aquí porque lo que sucede en la sociedad vasca no sucede tampoco en el resto de la sociedad española", reflexiona.

Pese a que el conflicto por los alumnos etarras presos sigue coleando, la crisis vivida con el Departamento de Educación, de cuyos fondos se nutre el presupuesto de la UPV en un 80%

, ha remitido ya. La inyección financiera de 31 millones de euros destinados a la conclusión de las obras incluidas en el plan plurianual de infraestructuras y la labor de la comisión mixta que persigue zanjar la espinosa cuestión de los complementos para el cuerpo docente y del déficit presupuestario de 2002 han permitido la vuelta a la normalidad.

Atrás quedan las acerbas acusaciones mutuas de mala gestión y de deslealtad institucional. "Lo importante es que se ha hecho un notable esfuerzo por superar desencuentros. Ahora nos hallamos en una situación que se puede definir como de buenas relaciones. Estamos trabajando para solucionar los asuntos que quedan pendientes y creo que lo lograremos en muy breve plazo", explica un conciliador Montero.

Su balance optimista se traslada a lo sucedido en el claustro de la UPV en las sucesivas sesiones para aprobar los nuevos Estatutos de la universidad pública vasca, el instrumento básico de regulación de su funcionamiento.

La imagen de dejadez y desinterés de buena parte de los representantes de los estamentos universitarios, cuya elevada ausencia en la cita inicial obligó a su aplazamiento al no alcanzarse el quórum necesario para proceder a la votación, no se corresponde, según el rector, con la realidad de la UPV. "Sí que había interés por los Estatutos. Sí habría preferido que la asistencia fuese más numerosa, pero también es verdad que habíamos puesto el listón muy alto, la mayoría absoluta sobre el total de los claustrales", defiende Montero.

Lo que continúa siendo un asunto pendiente, sin ser competencia de la UPV, pero que sí le afecta de una forma directa, es la aprobación de la Ley Vasca de Universidades, la norma autonómica que complementará a la LOU y cuyo borrador inicial ha sido recibido con reticencias por los sectores académicos. Previsto para principios de este año, las últimas declaraciones de la consejera Anjeles Iztueta sitúan para después del verano la puesta en marcha del texto.

También se espera con interés la presentación y puesta en marcha el próximo curso del plan estratégico de la UPV, un documento que, pese a la relevancia que el propio Manuel Montero le ha atribuido en el futuro de la universidad pública y en su programa de gestión, ha ido acumulando retrasos que han hecho que su redacción final no se haya concluido hasta ahora. Será, sin lugar a dudas, una de las estrellas del próximo curso, en el que se convocarán elecciones al Rectorado con el nuevo sistema de sufragio universal ponderado, comicios en los que el rector no ha decidido aún su presencia. "No lo he pensado", asegura.