La otra parte del mundo
La reciente reforma de la PAC y algunas de las valoraciones que estoy leyendo en prensa hacen gala de una nueva política que abrirá mercados a los países empobrecidos, ayudándoles así en su desarrollo.
Reconociendo que es fundamental frenar las exportaciones subvencionadas de nuestros excedentes para no arruinar a los productores locales del Sur, me preocupa que pueda trasmitirse a la ciudadanía la idea que la solución para estos países se reduce a dedicar sus mejores tierras y aprovechar la presencia de mano de obra barata, convirtiéndose en los productores de frutas, café o cereales para el engorde del ganado, para el consumo de una parte (pequeña) del mundo.
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