Serena gana su sexto Grand Slam
Venus encaja su quinta derrota consecutiva ante su hermana en un predominio familiar mal aceptado en el circuito femenino
La quinta final del Grand Slam consecutiva entre las dos hermanas Williams volvió a caer del lado de la menor. Serena, de 21 años, perdió la primera manga, pero luego recuperó el mejor tono de su juego para derrotar a Venus, dos años mayor, por 4-6, 6-4, 6-2 en 2 horas y 3 minutos, y adjudicarse de esta forma el torneo de Wimbledon, su sexto título del Grand Slam. Venus apareció con un vendaje en la pierna izquierda y luego tuvo que pedir asistencia médica y salir de la pista para ser tratada de un problema en los abdominales.
Desde que las dos hermanas disputaran la final del Open de Estados Unidos en 2001, sólo en dos ocasiones no se las ha visto una frente a la otra en las ocho citas de los torneos grandes que se han producido. La primera fue en el Open de Australia de 2002, cuando Serena no participó y Venus perdió en cuartos de final, dejando el camino libre a Jennifer Capriati. La segunda se produjo este año en Roland Garros, donde Serena salió silbada de la pista central tras su derrota frente a Justine Henin, la futura campeona, en semifinales.
"He jugado", señaló Venus todavía en el centro de la pista, "porque no podía dejar a todo este público sin la final". Los médicos le habían dado sólo un 75% de posibilidades de saltar a la pista tras la semifinal. "Nunca será lo mismo que cuando gané el primer título", agregó Serena, tras un partido con con algunas jugadas imposibles para otras tenistas del circuito.
Son las mejores, pero crean controversia porque algunas compañeras las consideran altaneras, orgullosas y prepotentes. "Sí", estalló su padre Richard en una reciente entrevista en L'Equipe. "¿No os parecen arrogantes?', dicen algunos; otros agregan: 'Quieren aprender francés, ¿por quien se toman?'; y algunos van más lejos: 'Son demasiado fuertes físicamente para no tomar productos dopantes'. Lo último que he escuchado es que las Williams dominan tanto que están a punto de destrozar el espectáculo. El problema es que se equivocaron con nosotros y cuando vieron lo que mis hijas estaban haciendo, ya no pudieron destruirnos, era demasiado tarde".
Venus y Serena son intocables para el resto de jugadoras cuando juegan a su mejor nivel. Su potencial físico es muy superior, y eso les permite sacar más fuerte y lanzar bombas con sus golpes de fondo. En Wimbledon volvieron a demostrarlo. La cuestión que se plantean sus rivales ahora es: ¿Hasta cuando?
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