Todavía no ha terminado

Como la ignorancia es atrevida, me voy a tirar a la piscina y voy a ser más valiente que lo acostumbrado. Este va a ser un Tour raro,muy raro, habrá sorpresas, y tengo un dato categórico para afirmarlo.

Para explicarlo, haré un poco de historia: cualquiera que haya participado en el Tour, sabe de sobra de qué es sinónimo la torre Eifell; después de días y días de sufrimiento, de subidas, bajadas, sprints, caídas o cualquier otra experiencia que te toque en tres semanas -¡ahí es poco!- de carrera, que todo es posible, la visión de ese amasijo de hierros y tornillos en el horizonte tiene un significado unívoco e inequívoco entre todo el pelotón; c'est fini, is finish, é finito, bukatu da, ya está... y otras expresiones del estilo son lo único que se oye en el grupo en ese momento, y a nadie se le ocurre pensar en lo que queda aún en ese momento, ya saben, las vueltas a los Campos Elíseos y el sprint final, que no es precisamente un agradable paseo en bicicleta por el centro de París.

Pero este año no, este año nada es igual, y no es ninguna broma. Han salido en el prólogo justamente debajo de la Torre; y han terminado con la misma Torre a la vista. Pues que quieren que les diga, que más de uno ya está eliminado, así, en K.O. técnico sin ni siquiera haber empezado. Ya sé que no es fácil de explicar, pero por muy preparado que hayan llegado algunos a este principio del Tour, psicológicamente ya hay corredores muy tocados, sobre todo los veteranos, que ya saben de qué va esto.

Digamos sencillamente que la visión de la Torre relaja, y que un esfuerzo en un cuerpo relajado es algo que duele, y les puedo asegurar que mucho, y si no, fíjense en las caras de estos días. Quizá a los debutantes no les haya afectado tanto, pero con tanta leyenda e historias que habrán oído, quién sabe. Y quizá el americano no sea consciente de todo esto, pero él es uno de los más veteranos, el grupo de máximo riesgo, así que quién sabe...

Pedro Horrillo es corredor del equipo Quick Step.