Se entrega en una comisaría de Ciudad Real el 'asesino del naipe'
El supuesto homicida dio detalles muy concretos de sus seis crímenes
Un hombre de 26 años, cuya nombre corresponde a las iniciales A. G. S., se entregó ayer por la tarde en la comisaría de Puertollano (Ciudad Real) diciendo ser el asesino del naipe. Según explicaron fuentes policiales, el presunto culpable dio detalles muy precisos de los crímenes que sólo conocían los investigadores. Agentes de Homicidios de Madrid se dirigieron anoche a la localidad manchega para interrogar al asesino confeso y conducirlo a la capital si se confirma la autoría de los seis homicidios que lleva a sus espaldas.
El hombre entró en la comisaría de Puertollano sobre las 19.30 acompañado de su hermano. Se dirigió al agente de la puerta y le dijo que venía a entregarse porque era el asesino del naipe y que la policía llevaba varios meses buscándole por diversos homicidios.
El hombre fue conducido al interior de la comisaría y comenzó a prestar declaración ante los agentes. En un principio, comenzó a relatar los asesinatos sin muchos matices, pero conforme fue interrogado con mayor profundidad, empezó a dar detalles que no habían trascendido a los medios de comunicación y que, en principio, sólo conocían los investigadores.
Los agentes dudaron inicialmente de su relato, ya que el asesino confeso había tenido antecedentes psiquiátricos. Conforme avanzaba la tarde, cobraba fuerza la hipótesis de que este hombre de 26 años fuera el homicida del naipe. De hecho, encajaba en el perfil tipo que habían marcado los investigadores tanto de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, como de la Comandancia de la Guardia Civil. Se trata de un ex cabo primero del Ejército que estuvo destinado en Bosnia y que actualmente trabaja en una empresa de seguridad.
Según fuentes de la investigación, el hombre que se autoinculpa de estos crímenes informó de sus delitos ayer por la mañana a los agentes de un coche patrulla que circulaba por Puertollano, y los policías le dijeron que se dirigiera a la comisaría. El individuo es natural de Puertollano, pero trabaja y reside en la actualidad en Alcalá de Henares.
Las mismas fuentes del caso confirmaron a EL PAÍS que el asesino confeso ya había sido investigado con anterioridad, pero que en ningún momento pudieron relacionarle con los crímenes.
Según explicaron fuentes de la investigación, A. G. S. dio un detalle que fue considerado "definitivo" para los policías: el asesino confeso explicó que había hecho unos puntos en el envés de las cartas que había tirado junto a los cadáveres de sus víctimas. Para ello utilizaba un bolígrafo de color azul. Las mismas fuentes añadieron que en el caso que más dudó y en el que menos datos dio el presunto homicida fue en el doble asesinato de Alcalá de Henares del pasado 5 de febrero, cuando murieron tiroteados en el bar Rojas el hijo de la dueña, Mikel Jiménez Sánchez, de 18 años, y una vecina del inmueble, Juana Uclés López, de 57 años. Ambos recibieron sendos disparos en la cabeza. En el ataque también resultó herida grave la propietaria del local, Teresa Sánchez García, de 38 años, que recibió tres disparos. Estas dudas y el hecho de que no situara este crimen exactamente en el bar Rojas, en la complutense calle del Río Alberche, hicieron desconfiar a la policía de que A. G. S. fuera el verdadero asesino del naipe.
El homicida confeso declaró gran cantidad de detalles, pero, conforme avanzaba la noche, fue dejando de relatar los seis homicidios que se le pueden imputar. Agentes y mandos de las secciones de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid y de la Guardia Civil se desplazaron a toda velocidad a la ciudad manchega para interrogar al detenido. "Vamos a tener una noche muy larga, porque hay que comprobar muchos datos y ver si sus declaraciones coinciden con todo lo que hemos descubierto en los asesinatos", señalaron fuentes del caso.
El primer crimen que se le imputa al asesino del naipe se produjo el 24 de enero en el número 89 de la calle de Alonso Cano, en el distrito de Chamberí, cuando murió de un tiro en la cabeza Juan Francisco Ledesma, de 50 años y portero de la finca. En aquella ocasión, sólo le vio el hijo de la víctima, que a sus dos años de edad, acertaba a decir que un hombre había hecho daño a su papá.
El homicida no reapareció hasta el 5 de febrero. Ese día cometió tres crímenes. El primero lo perpetró de madrugada en la plaza del Mar, en el barrio de la Alameda de Osuna (Barajas). Allí mató de un tiro en la cabeza a un empleado de limpieza del aeropuerto de Barajas, Juan Carlos Martín Estacio, de 28 años. El cadáver lo encontró el conductor de un autobús nocturno que se bajó del vehículo para decirle al joven que iba a perder el autobús. Pensó que se había dormido, pero al zarandearlo, cayó desplomado. Tenía un tiro del calibre 7,62 Tokarev, la misma arma y munición que ha utilizado en todos los crímenes. Esa misma tarde, se dirigió al bar Rojas de la ciudad alcalaína y mató a dos personas. En esta ocasión no tuvo tiempo de recoger los casquillos, lo que permitió a la policía tener un conocimiento más detallado del arma y la munición que empleaba. En todos los casos ha mostrado una gran sangre fría y ha llegado incluso a sonreír a sus víctimas.
El asesino no vuelve a actuar hasta un mes después. Exactamente, el 7 de marzo tirotea a un inmigrante ecuatoriano, Eduardo S. S., de 27 años, en la avenida de Viñuelas de Tres Cantos. La víctima recibió un tiro en la cara. El proyectil le entró por el carrillo derecho junto a la nariz y le salió por la parte trasera del cuello. El criminal lo intentó después con la novia del inmigrante, Alcidez C., pero se le encasquilló el arma. Son las dos únicas personas junto con la dueña del bar Rojas que han sobrevivido a los ataques de este psicópata.
El último caso que se le imputa al asesino del naipe ocurrió el martes 18 de marzo en un camino de Arganda del Rey. El matrimonio formado por los rumanos George y Doina Magda, ambos de 40 años, son tiroteados en la oscuridad desde unos olivos. Nadie ve al criminal, ya que aprovecha las sombras de la noche y que se trata de un paraje desierto. Utiliza de nuevo el mismo arma y en cuatro de los seis homicidios que se le imputan ha puesto su firma con cuatro naipes del palo de copas.
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