Jaime I y el AVE

Para el Rey Jaime I Montpellier y Valencia fueron dos ciudades claves en su biografía, una lo vio nacer y la otra fue una de sus grandes hitos de su histórica figura. Hoy, desgraciadamente, ambas comparten un destino similar: ninguna de ellas estará conectada ferroviariamente con Barcelona mediante el AVE. Para los franceses -la frase es de un funcionario de este país- es una "hipótesis de lo inaceptable" convertir la ciudad condal en la capital económica del sur de Francia. Y, por parte española, no cabe esperar ninguna iniciativa que facilite la aproximación entre Valencia y Barcelona. Ruiz Gallardón ya ha dejado dicho que es necesario que Valencia continúe mirando a Madrid y no a su vecina del norte. La apuesta de Fomento por el modelo radial frente a la potenciación del eje mediterráneo no ha encontrado mejor portavoz.

El seminario franco-español de ayer ya ha dejado para mejor ocasión la continuidad de este eje en tierras francesa. Y la semana pasada, conocíamos las conclusiones del grupo nombrado por los ministros de Transportes de los Quince (por España, el director general de Programación Económica de Fomento) que bajo la batuta del antiguo comisario Van Miert, ha estudiado más de 100 proyectos, propuestos por los estados. Después de diez reuniones desde el pasado diciembre, tras examinar distintas facetas técnico-financieras y el compromiso de cada Gobierno, se agruparon los proyectos ferroviarios en cuatro listas:

a) Los que decididos hace más de diez años en Essen, ya se han completado o lo estarán antes del 2007 (ninguno referido a España).

b) Aquellos que al menos, en partes sustanciales, deberían estar listos en el 2010. Tienen que ver con España: Madrid-Barcelona-Figueras-Perpiñán, Madrid-Vitoria-Hendaya, Lisboa-Coruña y Lisboa-Valladolid. Desgraciadamente ninguna referencia al sur del Ebro.

c) Con el compromiso firme de los países de que entrarán en funcionamiento antes de 2020. Afectan a España: Lisboa-Madrid, Frontera Nimes e Irún-Dax-Burdeos-Tours así como la transformación a anchos europeos, que Fomento tiene incluida en su Plan Ferroviario para el 2007.

d) Proyectos prioritarios a largo plazo: la permeabilidad de los Pirineos (sin decidir por donde).

Desde la Comunidad Valenciana, es difícil imaginarse un balance peor:

-El llamado eje mediterráneo, sólo esta recogido a partir de Tarragona y la conexión con Francia queda en el medio largo plazo.

-La línea Comunidad Valenciana con Madrid se incluye, por primera vez, no en una nueva línea de Alta Velocidad, como si ocurre con la lista b), sino que queda dentro del capítulo de Nuevas líneas y Adaptación de las existentes, con el 2010 como previsión.

-No definitivo al Zaragoza-Pau-Canfranc, una vana esperanza aragonesa, cuyos presupuestos, hay que reconocer, están fuera de toda posibilidad, problemas medioambientales aparte.

Lo decidido ayer en París, es lo esperable en una época de vacas flacas. El túnel ferroviario entre Figueras y Perpiñan sigue su incierto camino, pero reconozcamos la claridad de los franceses en todos sus documentos: Su salida al Mediterráneo es Marsella, no tienen ninguna prisa en mejorar el Perpiñán-Monteclaro, quieren quitarse camiones españoles que congestionan su red viaria y están por implantar el peaje en todas sus carreteras, siguiendo el ejemplo alemán que empezará en agosto. Cosa, por cierto, perfectamente factible tecnológicamente y acorde con las directivas de la UE.

Además, estamos pagando las tensiones con el Gobierno de Chirac, por cuenta de la guerra de Irak. El propio informe de Van Miert reconoce que los dos países no consiguen ponerse de acuerdo y que ante el impresionante crecimiento del tráfico de mercancías a través de los Pirineos, a pesar de la necesidad de contar con un eje ferroviario transfronterizo de alta capacidad, habrá que optar por incrementar la capacidad de las carreteras. .

Para terminar, en Madrid siguen insistiendo en que España, ferroviariamente hablando, debe articularse de forma radial y ejes como el de Valencia-Barcelona son poco prioritarios y esto es, promesas electorales aparte, lo que se pone blanco sobre negro cuando hay que tomar compromisos europeos.

Si el Rey Jaime I levantara la cabeza, le costaría entender el documento de Van Miert y para hacer mudanza desde la ciudad que conquistó a la que nació, no le quedaría más remedio que hacerse con un camión y pagar peaje. Exactamente lo que tendrá que hacer la Comunidad Valenciana para colocar sus productos en Europa.

Gregorio Martín es catedrático de Ciencias de la Computación y director del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia.