"Hulk es un héroe muy primitivo"
Ang Lee (Pingtung, Taiwan, 1954) admite su cansancio. Aunque estaba previsto que el director de Hulk (la película se estrena hoy en España) viajara por toda Europa para promocionar el filme, finalmente se ha quedado en París, donde en un solo día recibe uno a uno a una veintena de periodistas alemanes y españoles. En una suite del Plaza Athenée, rodeado de mesas con pasteles de chocolate y fresas, y entre los gritos de varios publicistas (uno habla con la oficina de Londres mientras otro recibe la bronca de un periodista alemán al que le han recortado cinco minutos su entrevista), Lee mira perplejo. "No estoy acostumbrado a esto, me produce mucha ansiedad", se excusa. "Hacer una película así no es el problema; el problema es una distribución y una promoción tan gigantesca".
El cineasta habla bajito, lento y monocorde. "Me parezco a mi madre", explica. "Soy un tipo gentil, tímido, es fácil que me entre pánico por todo. Sólo sé tomar decisiones en un plató. Al menos eso dice mi mujer".
Con Hulk la taquilla no le ha dado la espalda (arrasa tras su estreno en Estados Unidos y en Asia) pero, esta vez, la crítica sí. Acostumbrado a poner de acuerdo a públicos dispares, el director de Tigre y dragón, La tormenta de hielo o Sentido y sensibilidad acepta con aparente resignación los comentarios negativos: "Bueno, en realidad es la segunda vez que la crítica no me trata bien. Con Cabalgando con el diablo también fueron malas, pero de otra manera. Con Hulk es diferente, es un estreno muy fuerte, de verano. No sé, todavía es pronto para sacar conclusiones, tengo que leer con calma todo y luego absorberlo. De momento las informaciones que me llegan son confusas. Lo que ocurre con las películas es siempre extraño e impredecible, hay que dejar pasar el tiempo".
El Hulk de Ang Lee tiene algo de King Kong, del Doctor Jekyll y Mister Hyde y de Frankenstein. "Quizá el más cercano sea Frankenstein, aunque también tiene algo del animal acorralado que es King Kong. Pero Frankenstein es la fuente más directa, del cómic y de la película. Hulk no es tan inocente, Hulk también tiene algo de muerto viviente, es un héroe amoral al que no le interesa la justicia porque para él la justicia no existe. Es un héroe muy primitivo".
Lee no encuentra gracioso que Hulk -o La Masa- sea una mole de color verde. Se queda muy serio ante el comentario. "Bueno, al principio, en los primeros tiempos del cómic era gris. Aunque en realidad sí, es curioso que un supermacho como éste sea de color verde".
En Hulk, Lee da un fuerte protagonismo trágico a la figura paterna (interpretada por un desatado Nick Nolte). La paternidad vista como fatalidad no es un tema nuevo en su cine, aunque Lee insiste en que el cómic de la Marvel ya tenía esa mirada trágica en la que él ha insistido. "Para mí es complejo. Tengo un padre muy fuerte y, aunque yo también soy padre, no logro encontrar un sitio entre las fuertes tradiciones chinas patriarcales que me han inculcado y las que viven mis hijos, criados en Estados Unidos. Creo que detrás de la figura paterna se esconde la agresividad masculina, esa agresión del macho, una agresión que puede ser genética, como en Hulk, o cultural".
Tigre y dragón, su anterior trabajo, fue un éxito sin precedentes para una película extranjera en EE UU. Abordaba un género popular (el de las artes marciales), pero con un tono de realismo mágico oriental. El resultado fue hipnotizador. Para Lee, la fórmula nació de su crisis de mediana edad. "Mientras a algunos les da por salir con mujeres o por comprarse un descapotable, yo decidí salir de mi crisis haciendo una película que me rejuveneciera. Era una película con la energía de la cultura pop", afirma. "Tenía su locura y ligereza, siempre quise hacer una película de artes marciales, pero cuando pude hacerla ya era demasiado adulto. No huí de mi mirada adulta, pero la hice con cierta locura e inocencia".
"Intentar repetir con Hulk la fórmula de Tigre y dragón era imposible", añade.
Ang Lee le debe mucho a Sydney Pollack y su exótica idea de poner a Jane Austen en las manos de un -entonces- joven taiwanés apenas conocido fuera de los circuitos de arte y ensayo. El resultado fue Sentido y sensibilidad, y desde entonces Lee se ha negado a reconocer fronteras: "Yo soy inglés , americano o chino, da igual, depende de la película. Si hago Sentido y sensibilidad soy tan inglés como puedo. Ellos no son tan diferentes al resto del mundo. Mi generación, venga de donde venga, comparte una cultura general similar. En Taiwan crecimos con el melodrama chino, pero luego nos convertimos en otra cosa, no sé cual, pero otra".
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