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OCIO

Cuatro estudiantes crean un juego en 3-D con remedios caseros

Los extraterrestres que aparecen en Arcade Cyberia necesitan que les pulan muchos aspectos; aun así, caen fulminados cuando el jugador dispara con el ratón inalámbrico que sostiene a modo de pistola. Con pocos medios, mucho esfuerzo y ganas, cuatro estudiantes de la Facultad de Informática de Deusto han desarrollado un juego arcade de inmersión. El jugador se introduce en una pequeña y oscura sala de dos por dos metros, frente a él, a derecha y a izquierda, le rodean tres pantallas en las que se despliega la acción del juego: el interior de una nave espacial.

Una alfombra Dance Mat sirve al jugador para mover su personaje. Ocho flechas sobre la alfombra a modo de rosa de los vientos indican la dirección del movimiento, cuando presiona sobre una su personaje se interna en ese sentido. El juego produce "una sensación muy envolvente", explica Iker Silvano, uno de sus desarrolladores.Su Arcade Cyberia fue presentado en el S2e.

Javier Díaz, desarrollador gráfico del proyecto, lo define como "un juego de disparos en primera persona". Durante seis meses, él y sus tres compañeros Enrique Pérez, Luis F. Regel y Silvano, veinteañeros, han trabajado para sacar adelante un proyecto que nació tras un trabajo en su facultad.

"Lo importante y más innovador", explica Díaz, "es el concepto de inmersión". Para poder recrear un entorno tridimensional en las tres pantallas que rodean al jugador aprovechan un sistema habitual en arquitectura e ingeniería, denominado CAVE, que permite generar paseos virtuales en edificios. Tres retroproyectores situados detrás de las pantallas proyectan el entorno de juego.

"El problema es que utiliza mucho espacio", explica Iker Silvano, los retoproyectores necesitan unos tres metros de distancia hasta la pantalla. "Si pudieran utilizarse pantallas planas sería diferente, pero eso es muy costoso". Y su presupuesto anda bastante ajustado. Utilizaron en el desarrollo un motor gráfico con cinco años de antigüedad, pero gratuito, (uno comercial cuesta más de 100.000 euros), y los proyectores se los ha proporcionado Suinor, un vendedor local.

La demostración dura 10 minutos, pero tienen en mente desarrollar algo más elaborado como "un juego de consola, que sea más de exploración, más elaborado y más complejo", explica Silvano.

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