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Reportaje:

Un cambio histórico

Tres mujeres coinciden por vez primera en las presidencias de las Juntas Generales de los tres territorios

Las Juntas Generales no tendrán presidentes, salvo imprevistos de última hora, al menos hasta 2007. Este mandato los tres parlamentos provinciales de Euskadi estarán presididos por mujeres, algo que jamás había ocurrido. La sorpresa saltó en Álava.

La socialista María Teresa Rodríguez Barahona, parlamentaria en Vitoria y anteriormente senadora, pensó que iba para juntera, pero acabo siendo presidenta, dentro de los apoyos mutuos que, tras las iniciales discrepancias, se han dado su partido y el PP en las principales instituciones alavesas.

En Guipúzcoa y Vizcaya la incertidumbre fue prácticamente inexistente. Estaba casi cantado que la presidencia de ambos parlamentos provinciales recaería en las candidatas que la coalición PNV-EA había presentado desde el mismo inicio de la campaña electoral.

"Cuando se nos propone para un cargo de entidad, todavía hay muchos recelos"
La presencia femenina ha aumentado un 3,5% este mandato, pero aún supone sólo el 30%
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Las políticas vascas han roto otro techo de cristal tras las elecciones del 25-M. Es la primera vez que tres mujeres ocupan las tres presidencias de las Juntas Generales de los tres Territorios Históricos. Y, reflejo de la diversidad política vasca, cada una pertenece a un partido. Las homólogas de la socialista Rodríguez Barahona son Leire Ereño, militante de EA, ex directora foral de Medio Ambiente y ex concejal en Pasaia, en Guipúzcoa y la peneuvista Ana Madariaga, ex diputada foral de Cultura y ex edil en Portugalete, en Vizcaya. Todas ellas se muestran entusiasmadas con el apasionante reto que afrontan.

Antes ya hubo mujeres en semejante puesto, pero siempre con algún presidente varón en alguna de las provincias. Esther Larrañaga, del PNV, -no confundir con la actual viceconsejera de Justicia del mismo nombre- abrió brecha en el periodo 1995-1999 al ser elegida para encabezar el Legislativo guipuzcoano. Le siguió Xesqui Castañer (PSE) durante el pasado mandato en Álava.

Para Ereño fue "una grata sorpresa" que EA la designara -"con el visto bueno del PNV", apostilla- candidata al puesto que ahora ocupa. No es de extrañar. Además de mujer es joven (31 años) y, por si fuera poco, cuatro días después de las elecciones dio a luz a su segunda hija.

El que las tres presidencias estén en manos femeninas "refleja una apuesta de los partidos, un cambio en los tiempos que es lento, pero que, espero, sea inexorable", según la alavesa Rodríguez Barahona, de 53 años. Añade, sin embargo, que "es importante, pero no suficiente".

La creciente presencia femenina en las Juntas no se limita a sus presidencias. La Mesa del Parlamento provincial de Álava reúne a un único hombre y a tres mujeres. Aunque el porcentaje de mujeres en las tres Juntas Generales ha aumentado un 3,5% tras las últimas elecciones, lo cierto es que todavía representan sólo un 30% de los parlamentarios forales.

La vizcaína Madariaga, con 40 años "recién cumplidos", cree que la sociedad está preparada para que las mujeres vayan ocupando puestos de los que tradicionalmente han estado excluidas, pero añade que "cuando se propone a una mujer para un cargo de entidad, muchos sectores sociales se sorprenden y todavía hay demasiados recelos".

La peneuvista y la representante de EA están satisfechas con la presencia de mujeres de sus partidos en cargos públicos (el PNV presume de la vicelehendakari y EA, de la presidenta de su partido), pero ambas coinciden en que son aún escasas en cargos internos, aunque "sí están consideradas", subraya Madariaga. "Cuesta mover la maquinaria", en palabras Madariaga, quien cree que a los partidos "no les ha quedado más remedio que hacer visible" un cambio social.

La socialista también desearía ver a más mujeres entre la afiliación y los cargos internos de su partido. "Cuantas más somos, más vamos cambiando las pautas internas", explica. Recuerda que el PSOE ha establecido en sus estatutos que ningún sexo ocupe más del 60% de los cargos públicos.

Rodríguez Barahona afirma: "Las mujeres socialistas hace muchísimo que trabajamos con ese plus de compromiso de defensa de la igualdad de derechos y opciones de mujeres y hombres". Se congratula, no obstante, de que "las políticas de discriminación positiva, con cuotas o no, lideradas por la socialdemocracia y la izquierda, hayan calado en todos los partidos".

Sí existe, sostienen las tres, cierta complicidad entre las mujeres de los distintos partidos, pero, como dice la alavesa: "Tú no te metes en un partido por su política de mujer, sino por un proyecto global y ahí surgen las diferencias".

Madariaga, Rodríguez Barahona y Ereño coinciden en que las mujeres hacen política de otra manera. La presidenta guipuzcoana destaca su constancia, algo necesario en todas las profesiones, pero más incluso en la política, en la que es indispensable, "junto al sentido común y las ganas de trabajar". Su homóloga alavesa constata que ellas suelen centrarse, en la gestión o en el debate parlamentario, en cuestiones vinculadas a la "vida cotidiana, a la felicidad de las personas", mientras los hombres se decantan por temas "más economicistas". La única que no se encuentra cómoda en la definición de feminista es Madariaga.

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