Toda la carrera de Paco de Lucía, reunida en una 'Integral' de 26 discos
El guitarrista trabaja en la composición de un nuevo compacto que se editará en octubre
Paco de Lucía (Algeciras, 1947) ultima en el estudio de su residencia en la región de Yucatán (México) un nuevo disco cuya publicación está prevista para octubre. Mientras tanto se ha reeditado en formato digital toda la carrera del genial guitarrista. Integral, una caja con 26 compactos, incluye los 25 discos que De Lucía grabó entre 1964 y 1998, y uno adicional con temas que fueron grabados con otros músicos o que pertenecen a bandas sonoras.
La caja se pone a la venta mañana, e incluye dos libros, uno de Manuel Gamboa y Faustino Nuñez, en el que se repasa la vida del maestro de Algeciras, y una guía de escucha de la Integral, a través de la que se puede seguir la evolución de la música de un creador que ha cuestionado las reglas más ortodoxas del toque flamenco. Paralelamente se ha puesto a la venta un documental en DVD, Francisco Sánchez-Paco de Lucía, grabado con TVE, en el que el músico, que huye de la promoción, abre "por última vez" las puertas de su casa en Yucatán. "Yo me alejo de todo lo que me haga recordar a Paco de Lucía y reivindico para mí a Francisco Sánchez, al que le gusta la paz y la tranquilidad", dice en el documental, en el que descubre su afición por la pesca y la jardinería y en el que participan amigos como Rafael Riqueni, Manolo Sanlúcar o Tomatito.
Enmarcado en un purismo que le encorsetaba y le alejaba de la actualidad, De Lucía supuso una revolución en los conceptos, las formas y el sentir flamenco. Desde niño acompañaba al toque a cantaores como el Niño Ricardo, y formó un dúo irrepetible con su amigo del alma Camarón de la Isla -"Fue mi héroe para toda la vida"-; estaban tan compenetrados que, en más de una ocasión y ante el público, uno dejaba de tocar para oír al otro. Su crecimiento como figura de la guitarra le hizo dar conciertos solistas por todo el mundo y grabar discos que eran saboreados por el entorno flamenco. Hasta que en 1974 grabó su decimotercer disco, Fuente y caudal, que contenía la rumba que se convirtió en la más famosa de la historia flamenca: Entre dos aguas; desde ese momento se amplió el espectro de degustadores de su música y fue reconocido como genio de la guitarra en todo el mundo. "Aquello fue muy fuerte para lo que yo tenía previsto que iba a ser mi vida. Empecé a ganar dinero", cuenta.
De Lucía, que fue criticado por los puristas del género por tocar la guitarra con las piernas cruzadas, entró el 18 de febrero de 1975 en el Teatro Real y certificó que el flamenco podía entrar en cualquier sitio; luego se atrevió con los clásicos y, aunque no sabía leer la partitura ni tenía nociones académicas de composición, armonía, instrumentación u orquestación, en 1978 grabó un disco dedicado a Manuel de Falla -"Su música me curaba las depresiones"- y otro con el Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo y la suite Iberia de Albéniz, en 1992.
Su entendimiento del flamenco como una música comprometida con el tiempo presente le condujo a tocar con músicos de jazz. Son inefables las grabaciones y los conciertos que dio por todo el mundo junto a John McLaughlin, Al di Meola o Larry Coriel. Con ellos aprendió la improvisación, el dejarse llevar por las emociones del instante y el salirse de las estructuras musicales establecidas. Buscador de nuevos sonidos, montó un sexteto donde, además de otros guitarristas flamencos y un bailaor, incorporó al grupo un músico de jazz -flauta y saxo-, una percusión centrada en el cajón -de vuelta de un viaje a Perú-, y un bajo eléctrico. Junto a esta música más heteredoxa, Paco de Lucía ha seguido componiendo temas de profunda raíz flamenca y ha alcanzado tales cotas de entendimiento con su instrumento que, como declara Manolo Sanlúcar en el documental, "Paco consigue que su música le encante al que no entiende de esto y que, al que entiende, le enloquezca".
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