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Crónica:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Europa de fórmula 1
Crónica
Texto informativo con interpretación

Alonso frena el optimismo

El español, que saldrá el octavo en la carrera de Nürburgring, asegura que finalizar el sexto sería "un éxito"

Jueves día 26, ocho y media de la mañana. Un solitario Fernando Alonso pasea por el circuito alemán de Nürburgring, donde hoy se disputará el Gran Premio de Europa de fórmula 1 (14.00, La 2). Sin prisas, pensativo, el español recorre los 5.148 metros de la pista. Se fija en si algún elemento le resulta extraño. Una curva distinta a la que él conocía, una zona demasiado bacheada... No es un estudio demasiado empírico, pues ni siquiera toma notas. "Manías que tiene el chaval", comentan sus allegados; "lo hace siempre, andando o en bicicleta. Pero no hay un circuito que no tenga en la cabeza".

Alonso recorrió ayer ese mismo escenario en su Renault. Lo hizo en 1m 32,424s, un tiempo superior al de otros siete pilotos. Arrancará, pues, en la cuarta fila de la parrilla de salida, en el octavo puesto. Como en Mónaco, donde acabó el sexto; como en San Marino, donde fue el quinto; mejor que en Brasil, donde salió el décimo y finalizó el tercero.

Situado en medio del bosque de Eiffel, Nürburgring sigue siendo considerado un lugar favorable a las sorpresas. Quizá por ello muchas miradas estaban ayer pendientes de Alonso y había quienes auguraban que éste puede ser el lugar ideal para que logre la primera victoria de su vida en la élite. Sin embargo, los antecedentes más recientes se empeñan en demostrar que aquí las sorpresas están caras. En los tres últimos años la victoria se la ha llevado Ferrari. Ganó el brasileño Rubens Barrichello en la pasada edición y el alemán Michael Schumacher en las dos anteriores.

"Me he quedado de piedra"

"He leído que puedo ganar y me he quedado de piedra. He sido el octavo y no lo considero un fracaso. No hemos hecho una crono demasiado buena, pero yo no olvido que ése es nuestro puesto, pues hay tres equipos superiores", reflexionó ayer Alonso, que añadió dirigiéndose a los periodistas: "Debe de resultaros extraño que diga que estar entre los ocho primeros y puntuar es un buen resultado. Podéis llamarme pesimista, pero digo la verdad. En algún momento hemos estado en el sitio justo y en el momento oportuno. Eso nos ha servido para lograr una clasificación magnífica. Pero acabar el séptimo u el octavo está bien. Y si ya soy el sexto... Eso sería un éxito".

Pese a que se diga que le beneficia, Nürburgring no convence al asturiano. Y menos después de lo ocurrido ayer. "La primera parte no me gusta especialmente. Es muy lenta y hay varias curvas que se toman en primera y segunda velocidad, lo que te hace perder un poco el ritmo. En cambio, han alargado la recta de meta y en la primera curva hay una reducción muy fuerte, lo que puede permitir que haya adelantamientos. Hay demasiadas curvas engorrosas".

Tras ese primer juicio, Alonso dibujó para este periódico, sobre un plano, sus impresiones sobre el trazado. Asignó a cada una de sus 15 curvas la marcha en la que se toman y escribió varios avisos. Por ejemplo, que al final de la recta de meta hay baches o que para tomar de la manera más rápida la séptima curva es indispensable frenar "muy tarde" y "salir con mucha tracción" para no derrapar al volver a acelerar. Se consigue así evitar un trompo. "Pero alguno habrá, seguro", advierte. Luego llega la zona más rápida. Para Alonso es vital tomar a la mayor velocidad posible la undécima curva para marcar un buen tiempo de vuelta. Es ahí donde resulta más fácil perder unas décimas de segundo. Fue ahí donde las perdió ayer. Inmediatamente se afronta la zona más rápida, en la que, si el piso está seco, se llegan a alcanzar los 315 kilómetros por hora. Y ya sólo queda encarar la parte más complicada, la chicane -dos curvas entrelazadas, la 13ª y la 14ª-, donde el ovetense avisa que es imprescindible "usar bordillos", esto es, hacer el viraje lo más recto posible, "como un futbolista que regatea haciendo un zig-zag", para perder poco apoyo y ganar tiempo. Con un límite: la organización ha puesto dos pivotes de plástico para que quien se exceda dañe sus alerones.

"Yo no digo que no me guste el circuito", concluye Alonso; "pero no sé por qué se comenta que me viene bien. También se decía que era bueno para mí el de Montecarlo, malo el de Canadá, muy malo el de Imola... Y en todos acabé en un puesto parecido. Yo aspiro a lo mismo en éste que en los demás: a hacer lo mejor posible lo que mejor sé hacer: correr. Este trazado, en sí, no tiene nada de particular; resulta incluso soso. Trabajando bien las suspensiones y la aerodinámica, se puede conseguir un agarre perfecto. Pero han hecho un trazado más lento y... En fin, ya veremos. Además, aquí comienza a llover cuando menos te lo esperas y, en ese caso, esto se convierte en una lotería. Entonces, todo lo que he contado antes no vale para nada. Absolutamente para nada".

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