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Entrevista:JOSÉ VICENTE PLAZA | Experto en comunicación, moda y mercado

"La moda necesita ser desfrivolizada"

Miquel Alberola

Pregunta. Es un personaje con muchos lados, poliédrico.

Respuesta. Mi trayectoria es transparente. Siempre he trabajado desde el sector privado -incluso cuando todo el mundo quería ser funcionario en una consejería- desde la comunicación, la agitación cultural y la promoción internacional de nuestras empresas. Siempre he sido libre y me he interesado profesionalmente por cosas que estaban vistas como frívolas, como la moda, la decoración, el diseño, la arquitectura... Son fenómenos que a menudo, desde los sectores bienpensantes, no se han valorado como debían: La Nave, Francis Montesinos, el calzado... Siempre se quedaron más con el reflejo que con lo que se aportaba. Y ésa es aún la asignatura pendiente que tiene la Comunidad Valenciana: maridar la creatividad con la industria.

P. Como editor, que también es, acaba de sacar una interesante colección de sociología de la moda.

R. La moda necesita ser desfrivolizada. La moda es un lenguaje, un sistema de signos que comunica, y por tanto es una apuesta para todo el mundo interesado en la comunicación. Se habla de moda en los magazines y en las televisiones, pero se han obviado los grandes estudiosos del siglo XX sobre teoría de moda. La colección no es una línea recta, pero teníamos muy claro que los clásicos como Gillo Dorfles, Renè König o Patrizia Calefato, que no tuvimos la suerte de leerlos traducidos al castellano en su momento, tenían que estar ahí.

P. ¿La moda es un fenómeno bien visto por los sectores intelectuales?

R. Creo que no. Está como contaminado. En Londres o París, los mejores arquitectos se sientan a debatir con diseñadores, y eso aquí sólo ocurrió un poquito en la Barcelona de los setenta. Que Umberto Eco se siente a hablar de moda o de oscilación del gusto con Gianni Versace, aquí es impensable. La clase intelectual siempre ha visto a los creadores como muy frívolos, porque su soporte de comunicación era más frívolo: los modelos, la sociedad... En cambio, luego todos ellos iban vestidos de Antoni Miró, como señoritos.

P. ¿La influencia de la moda se queda en la superficie de la humanidad o cala mucho más?

R. La moda, sobre todo como la entendemos desde el siglo XX, ha tenido una enorme carga de liberación, tanto para la mujer como para el hombre. El vestido en sí, como la minifalda o el jean, han tenido una carga superior a una camiseta del Che o un cinco bolsillos de tejano.

P. ¿Pero la moda es una consecuencia de un modo de ser o es al revés?

R. La moda, como todos los fenómenos sociales, tiene una influencia. Hay gente que la crea y gente que la consume. En el siglo XVIII eran las clases sociales altas las que la imponían y en el XX se ha socializado. Es la gente joven la que ha impuesto un modo de vestir como un modo de comunicarse que antes no existía, mucho más socialista.

P. ¿Por qué la Comunidad Valenciana, con su gran tradición textil, no ha encauzado su producción industrial en la moda?

R. No tenemos una marca reconocible. Necesitamos más semiótica y menos deslocalización. El divorcio industria-creador es patente. A veces creo se han copiado esquemas franceses e italianos que no nos servían, puesto que han triunfando inventando su propio concepto de moda y distribución. Nosotros estamos como los ingleses: hemos tenido mucha creatividad y no hemos sabido crear firmas internacionales reconocidas.

EN DOS TRAZOS

José Vicente Plaza (Valencia, 1956) es uno de los más singulares referentes de la Valencia de los ochenta. Fue el padre de La Marxa, el templo de la modernidad valenciana donde se fusionó una generación con sus diversas disciplinas. Su seria inquietud por la comunicación, la moda y el mercado, así como sus conocimientos de la industria del textil hogar, la ha destilado profesionalmente en el alambique del grupo Engloba, un contenedor sinergético que adquiere resonancias internacionales, donde ocupa la dirección de comunicación.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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