La reforma agraria allana la negociación de Bruselas y la OMC
"Era el paso adelante que estábamos esperando", según el Gobierno de EE UU
La reforma europea de la Política Agrícola Común (PAC) aprobada el jueves en Luxemburgo abre una nueva estrategia de la Unión Europea para pasar a la ofensiva en las negociaciones comerciales internacionales. Bruselas se propone ahora pedir a sus socios en la Organización Mundial de Comercio (OMC) beneficios para los productos agrícolas europeos, como el reconocimiento de las denominaciones de origen.
EE UU ha recibido con agrado la reforma, pero otros países menos desarrollados y la organización internacional Oxfam aseguran que el nivel de subsidios europeos a la agricultura seguirá siendo demoledor para los países más pobres. "Hasta ayer, los americanos nos señalaban con el dedo. Ahora somos nosotros los que podemos señalarles a ellos. A EE UU le toca ahora hacer el mismo esfuerzo que hemos hecho nosotros", dijo ayer el comisario de Comercio, Pascal Lamy, desde París, en conversación telefónica con este periódico.
La reacción estadounidense a la reforma impulsada por el comisario Franz Fischler fue ayer positiva: "Es el paso adelante que esperábamos y será de gran ayuda en las negociaciones de la OMC", dijo en Washington el secretario de Comercio, Robert Zoellick, informa France Presse.
La reforma Fischler mantiene el mismo nivel de subvención que venía percibiendo la agricultura europea (43.000 millones de euros anuales, el 45% del presupuesto de la Unión), pero la mayor parte de las ayudas no se otorgarán ya en relación directa con la producción, sino en la medida en que el agricultor respete el medio ambiente en las explotaciones y cuide la calidad alimentaria y el bienestar animal. "Nuestro sistema conducía a la sobreproducción, que es nuestro mayor problema en el comercio internacional", dice Lamy. "Con la reforma, nuestra menor producción distorsionará menos el comercio".
Brasil también saludó la reforma europea. "Aunque está lejos de lo ideal, es un signo de flexibilidad", dijo el ministro Roberto Rodrigues, informa Reuters. Otros países como Suráfrica o Nueva Zelanda clamaron por un cambio más profundo, mientras que la organización internacional Oxfam aseguró que no va a servir para frenar el dumping agrario (exportaciones por debajo del coste de producción). Lamy rechaza tal acusación y anuncia que, gracias a la reforma, la Unión podrá reducir sus subsidios a la exportación, que ya han disminuido en los últimos años. Ahora, el gasto de la UE en restituciones a la exportación (2.763 millones anuales) es el 7,5% del valor total de las exportaciones (el 30% hace 10 años).
La reforma agrícola europea será crucial para negociar en la próxima reunión ministerial de la OMC en septiembre en Cancún (México). Con ella bajo el brazo, la Unión quiere exigir a sus socios reglas iguales para todos ("los americanos apoyan más que nosotros las exportaciones con créditos que no contabilizan como apoyo", dice Bruselas) y el reconocimiento de las denominaciones de origen.
Productos básicos
La balanza comercial con EE UU es positiva porque la UE compra productos básicos, pero vende productos más elaborados, como vino, queso o jamón. "Ahora que vamos a producir menos, pero productos de mayor calidad, necesitamos esta cesión de los demás", dice Lamy, "y no vamos a hacer concesiones a cambio de nada".
Según la OCDE, los agricultores europeos reciben hasta un 36% del total de sus ingresos a través de los subsidios agrícolas. Tal sostén público es la mitad (18%) en EE UU. Son unos cómputos estadounidenses de los que la Comisión se queja por no incluir otros apoyos que distorsionan mucho más el comercio mundial que los productos europeos. También según esos datos de la OCDE, los países más proteccionistas son Islandia, Japón, Corea del Sur, Noruega y Suiza, con más del 60% de apoyo.
La UE es el mayor importador de productos agrícolas procedentes de países en desarrollo. También presume de tener más acuerdos preferenciales con países pobres que ningún otra zona desarrollada. Aún así, dice Oxfam, Europa inunda de azúcar y leche a precios bajos los mercados de los países pobres. "Gran parte de esos productos los exportamos porque nos hemos obligados a comprárselos previamente a los países de ACP (medio centenar de países de África, Caribe y Pacífico)", asegura un colaborador de Lamy.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.