España amortigua el golpe
La euforia oficial española sobre la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) es interpretada en la Comisión Europea como el resultado lógico de un país que, como los demás socios en la Unión, ha amortiguado el golpe a costa de los países candidatos. "Una vez que los líderes europeos decidieron en octubre pasado congelar el presupuesto agrícola (hoy para 15 Estados y a partir del año próximo para 25) con el voto favorable del propio Aznar y, dado que necesitábamos esta reforma para negociar mejor con nuestros socios de la OMC, España ha jugado sus cartas para perder lo menos posible", explica un técnico de la Comisión.
La protesta de los sindicatos agrícolas europeos es lógica. "Saben que el pacto de octubre impide aumentos de sus ingresos y que, como mucho, deben conformarse con lo mismo", explican las fuentes consultadas. "Pero España gana una parte de fondos adicionales para desarrollo rural con la clave de cohesión que hemos introducido", añaden.
Las grandes explotaciones agrarias europeas perderán a partir de 2007 el 5% de sus subsidios. Ese dinero ahorrado (unos 1.200 millones de euros anuales) irá a programas de desarrollo rural. Buena parte se destinará a zonas de Objetivo 1 (renta inferior al 75% de la media europea), abundantes en España. Así, parte de los recortes que sufran los ricos (como Alemania y Francia) viajará a España, Grecia e Irlanda.
El ministro Miguel Arias Cañete asegura que España ganará 2.752 millones de euros adicionales en ocho años (percibe 7.000 al año). En Bruselas aseguran que es muy difícil calcularlo hoy y dicen que, de ser cierta esa cifra, eso supone una ganancia de 300 millones anuales, una cantidad pequeña en el sector.
Tras las protestas de los agricultores españoles hay otras razones, según Bruselas: saben que habrá recortes adicionales de subsidios a partir de 2007. Los ministros rechazaron el jueves el recorte propuesto por el comisario Franz Fischler del 19% de las ayudas directas, pero admitieron que Bruselas haga ajustes presupuestarios anuales si son necesarios.
Bruselas cree que la reforma impone una capacidad de adaptación imposible para agricultores europeos de avanzada edad (el 60% tiene más de 55 años). Sólo en España se prevé la jubilación de 400.000 agricultores en diez años. El sistema instaurado por la reforma deja de promocionar la producción y obliga al agricultor a mantener en buenas condiciones medioambientales las explotaciones y desarrollar un espíritu empresarial. Al desvincular en parte los subsidios de la producción, muchos agricultores recibirán ayudas a cambio de nada y, a la larga, temen en el sector, los contribuyentes pueden exigir su desaparición.
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