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LOS DISCOS DE NUESTRA VIDA

'Tales of mistery and imagination', de The Alan Parsons Project

Diego A. Manrique

Tales of mistery and imagination (1976) fue el inicio del Alan Parsons Project; el LP también popularizó la idea del "disco de productor", donde el hombre en las sombras trabaja con vocalistas e instrumentistas de alquiler. Discos frecuentemente estructurados alrededor de un concepto, en este caso la adaptación de escritos de Edgar Allan Poe. El presente CD conserva -y aumenta- las ilustraciones y los textos del LP original, mientras que el disco en sí ha sido retocado, remezclado y remasterizado. A partir de mañana, y durante una semana, EL PAÍS ofrece este álbum a 5,95 euros.

Alan Parsons, británico de 1949, es el paradigma del productor de los setenta: la figura anónima de los estudios que se independiza y termina creando su propia música. Procedente de la BBC, Parsons aterriza a finales de los sesenta en Abbey Road, el edificio londinense donde los Beatles o Pink Floyd elaboran sus discos. Son LP que venden muchos millones de copias, mientras Alan, responsable de la arquitectura sonora, sigue cobrando un misérrimo sueldo de 35 libras semanales.

Como su preceptor, George Martin, Parsons abandona EMI para establecerse en solitario, dispuesto a alquilar sus servicios de producción por un adelanto y un porcentaje. Sus suntuosos trabajos para Pilot, Cockney Rebel o Al Stewart le dan prestigio dentro de la industria y le permiten vender su proyecto particular. Ante los ejecutivos, recuerda que existen grupos -Pink Floyd, Yes, Genesis- que despachan toneladas de LP sin que aparezca su foto en las portadas. Aliado con su amigo Eric Woolfson, cantante y compositor, Parsons ofrece canciones accesibles, vestidas con orquesta y teclados, grabadas con la máxima sofisticación.

Inicialmente, el Project no tiene voluntad de actuar, pero resuelve ese inconveniente con una baza perfecta para la mercadotecnia del momento: él y Woolfson pueden construir discos alrededor de las fantasias robóticas de Isaac Asimov, la universal atracción por los juegos de azar, la arquitectura de Antonio Gaudi, los misterios de las piramides, el psicoanálisis de Sigmund Freud...

Comienzan con un concepto de amplio espectro: los textos de Edgar Allan Poe. El cuervo, El tonel de amontillado, La caída de la casa Usher han sido leídos por millones de personas desde mediados del siglo XIX; en tiempos más recientes, han servido de base a abundantes películas. La sorpresa está en el tratamiento musical, donde se alternan pasajes orquestales con desarrollos de rock progresivo, sin olvidar insertar canciones pop.

Las partes cantadas son responsabilidad de Arthur Brown y de vocalistas de éxito como Terry Sylvester, de The Hollies, y John Miles; el propio Parsons interpreta The raven con la ayuda del vocoder, transformador de la voz humana, que debuta en este disco (y que sigue conservando su popularidad). También se cuenta con Orson Welles, aunque sus recitados sólo se incorporan a la versión digital, muy reelaborada.

Como explica Parsons en el libreto de esta reedición en CD, Tales of mistery and imagination es una obra rompedora que crea escuela, tanto técnica como conceptualmente. Aparte de la extensa discografía de Parsons y/o Woolfson, su sombra está en los primeros trabajos de Kate Bush (producidos por Andrew Powell, aquí responsable de los arreglos orquestales), en el pop lustroso de Ambrosia (igualmente presente en Tales...) y en abundantes discos firmados por productores (como algunos realizados por el español Julián Ruiz).

Parsons también sugiere que la música tiene una deuda con Allan Poe: menciona un inacabado trabajo operístico de Debussy, llamado Le projet, sobre La caída de la casa Usher. Esa deuda está siendo saldada por músicos de diferentes pelajes, desde Santiago Auserón (que adapta Annabel Lee para Radio Futura) hasta Lou Reed y su reciente doble disco The raven.

Alan Parsons, durante un concierto en Oviedo en 1995.
Alan Parsons, durante un concierto en Oviedo en 1995.EFE

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