Queiroz choca con Ferguson
El técnico del United no quiere liberar al luso para que fiche por el Madrid
El técnico portugués Carlos Manuel Brito Leal Queiroz (Mozambique, 1953), nunca ha ganado un título al frente de un equipo de jugadores mayores de 20 años, si exceptuamos la Liga inglesa que conquistó con el Manchester United hace un mes y medio como ayudante de campo de Alex Ferguson. A pesar del brillo escaso de su currículo, Queiroz es la opción más viable para sustituir a Vicente del Bosque al frente del Real Madrid, según reconoció ayer el presidente del club, Florentino Pérez.
En uno de sus característicos giros elípticos, Jorge Valdano dijo el lunes, tras rechazar la renovación de Del Bosque, que el Madrid buscaba un entrenador con el mismo "perfil psicológico" que el que acababa de descartar. Esa misma tarde, cuando la directiva madridista se reunía en pleno en el restaurante Señorío de Alcocer, Valdano llamó a Figo a su casa para que se uniera al cónclave. Querían preguntarle por su amigo y ex entrenador, Carlos Queiroz.
Queiroz, "hombre de ideas flexibles", según Pérez, parece corresponderse con su modelo ideal, aunque sus coincidencias con Del Bosque no resulten demasiado evidentes. Queiroz jugó en el Nampula, su ciudad natal, y Del Bosque jugó diez años en el Madrid y fue internacional con España. Del Bosque se curtió como cazatalentos durante varios lustros, como responsable técnico de la Ciudad Deportiva. El portugués ganó prestigio como técnico de la federación portuguesa, donde trabajó para las categorías inferiores, labrándose una reputación de docente con discurso persuasivo y encantador. En Portugal le señalan como el gran promotor de Rui Costa, Peixe, Figo, y Sa Pinto, una generación que con él en la caseta consiguió dos Mundiales juveniles, uno sub 19 en 1989, y otro sub 20, en 1990.
Mientras que Del Bosque consiguió trofeos en los cuatro años que dirigió en Primera División, siempre con el Madrid, el caso de Queiroz al frente de jugadores maduros es un peregrinaje largo y más bien estéril. Sus equipos deslumbraron mientras los jugadores no se hicieron mayores. Una vez que dejó las categorías inferiores de Portugal, Queiroz no logró clasificar a la selección absoluta para el Mundial de Estados Unidos de 1994. La Italia de Sacchi lo dejó fuera del concurso. Ese mismo año firmó por el Sporting de Lisboa, donde se reencontró con Figo, pero fue destituido al cabo de dos temporadas sin grandes logros.
Queiroz también dirigió al Estoril y a la selección de los Emiratos Árabes Unidos, pero su carrera no dio un giro destacable hasta que no emigró a Sudáfrica en 2000 para intentar clasificar a la selección de los Bafana Bafana para el Mundial de Corea y Japón. Fue destituido antes del campeonato por sus discrepancias con los jugadores, pero salvó el periplo al trabar relación con el Manchester United, muy vinculado al fútbol base sudafricano. Hace un año, el director técnico del Manchester, Alex Ferguson, decidió contratarlo como ayudante de campo. "Mi misión es ocuparme de la cultura del detalle", dijo meses atrás, para explicar su función. Mientras Ferguson administraba los salarios, daba las arengas, y decidía las altas y las bajas, Queiroz diseñaba los entrenamientos, estudiaba a los rivales y hacía el trabajo táctico. Los automatismos del Manchester en esta temporada, el cambio de dibujo del 4-4-2 al 4-2-3-1, han sido, en gran medida, obra suya. La capacidad para oficiar de interlocutor (habla español e inglés) entre los jugadores y Ferguson, y su mano izquierda para tratar a las estrellas como Beckham, le han dado cierto grado de autoridad en Inglaterra.
Ayer Queiroz viajó a Manchester para intentar convencer a Ferguson de la conveniencia de rescindir su contrato (se prolonga hasta 2005) con el club inglés. Ferguson no lo aceptará de buen grado. El lunes proclamó que el portugués había sido su "mejor fichaje" de la pasada temporada. El escocés no piensa dar su brazo a torcer.
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