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Entrevista:STIG G. OLOF JOHANSSON | Alergólogo sueco

"La mitad de la población mundial será alérgica en 2050"

Por qué unas personas desarrollan enfermedad alérgica y otras no, cuando todos estamos más o menos expuestos a los mismos posibles alérgenos (polen, ácaros, fármacos, alimentos), que son sustancias en sí mismas inocuas y que se convierten en patógenas y nocivas sólo para los pacientes que presentan respuesta alérgica o de hipersensibilidad? Esta pregunta, de aparente obviedad, no tiene una respuesta sencilla, según Stig Gunnar Olof Johansson, director de Investigación Clínica del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) y jefe del servicio de Alergología e Inmunología Clínica del mismo centro.

Johansson, que ha sido presidente de las sociedades europea y mundial de Alergología e Inmunología Clínica, caracterizó a finales de los años sesenta la inmunoglobulina IgE, una proteína que interviene en las reacciones alérgicas y que ha supuesto el mayor avance en los conocimientos de la fisiopatología de los procesos alérgicos. Por estas aportaciones ha sido nominado en dos ocasiones para el Premio Nobel de Medicina, pero, según bromea, "para un sueco es mucho más difícil conseguir esta distinción".

"Hay una tendencia muy generalizada a minusvalorar los síntomas de la alergia"
"No sabemos por qué unos desarrollan alergia y otros no ante los mismos estímulos"

El experto del Instituto Karolinska ha viajado a Madrid invitado por Joaquín Sastre, jefe de Alergología de la Fundación Jiménez Díaz o clínica de La Concepción, para pronunciar la trigesimoquinta lección conmemorativa que cada año organiza esta institución en memoria de su creador, el médico español Carlos Jiménez Díaz.

Johansson, que habló del "descubrimiento de la IgE y su impacto en la alergia", afirma que en las últimas décadas se han producido grandes avances en el conocimiento de estas enfermedades emergentes, que "en cierto sentido podrían ser consideradas un tributo de la sociedad industrial, pues son más prevalentes en los países desarrollados, y afectarán a la mitad de la población mundial a mediados del siglo XXI".

Aunque admite que el descubrimiento de la inmunoglobulina IgE, un anticuerpo que media específicamente la respuesta alérgica, y su ulterior caracterización en cuanto a su estructura molecular y sus funciones "han marcado un hito en la historia del conocimiento de las reacciones de hipersensibilidad", confiesa al tiempo que "seguimos sin conocer los mecanismos íntimos de la alergia y por qué unas personas desarrollan la enfermedad y otras no ante los mismos estímulos".

Se invocan, como en todas las patologías, factores genéticos y ambientales. En los últimos ocho años se han identificado más de una docena de genes implicados en la respuesta alérgica y localizados principalmente en los cromosomas 5, 6, 11, 12 y 14. También se citan la contaminación ambiental, sobre todo por motores diesel; el tabaquismo, y los microclimas de viviendas y lugares de trabajo aislados térmicamente, que a menudo no tienen la ventilación adecuada y propician la proliferación de ácaros y hongos, potentes alergenos.

"Además de su implicación en la respuesta alérgica, no se conocen muy bien otras funciones de la inmunoglobulina IgE. Se sospecha que interviene como defensa en las infecciones producidas por parásitos, pero no está confirmado. Esta proteína, que se encuentra en cantidades ínfimas en el torrente circulatorio y está elevada en los alérgicos, no puede detectarse en un simple análisis de sangre; es preciso disponer de técnicas más complejas, como las basadas en el radioinmunoensayo", explica.

Según Johansson, aproximadamente la mitad de las alergias tienen un claro componente hereditario. Se da en este caso el término de atopia o predisposición genética a la enfermedad alérgica. En estos pacientes, que suelen tener antecedentes familiares, la alergia suele debutar a edades tempranas. En la otra mitad, según insiste, se desconocen los mecanismos desencadenantes. Un hecho constatado en numerosos estudios es que las enfermedades alérgicas, sobre todo las que se manifiestan con rinitis y/ o asma, interfieren notablemente en la calidad de vida de más de la mitad de los pacientes.

"Sin embargo", apunta, "hay una tendencia muy generalizada a minusvalorar los síntomas. Esto también conduce a que en torno a un 10% de los pacientes se automedique, principalmente con antihistamínicos, muchos de los cuales producen sedación y somnolencia y pueden ocasionar accidentes".

La asistencia alergológica es muy desigual, a juicio de este especialista, entre los distintos países europeos. Suecia, por ejemplo, apenas tiene listas de espera. Por el contrario, en España, que posee profesionales muy bien cualificados, la media de la lista de espera se cifra en primera consulta en cuatro meses y en algunos hospitales, más de un año.

Los aproximadamente 450 alergólogos españoles representan sólo una tercera parte de las necesidades asistenciales del país. Ese número equivale a un especialista por cada 150.000 habitantes, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un alergólogo por 50.000 habitantes. En España la especialidad es casi de exclusivo ámbito hospitalario y apenas hay consultas en los centros de especialidades de la sanidad pública.

"No podemos hablar de una verdadera prevención de la alergia si no conocemos en profundidad su compleja fisiopatología. Pero sí podemos actuar con cautela evitando la exposición a los alergenos responsables, especialmente cuando son conocidos porque ya existe un diagnóstico o hay riesgo de padecerla al tener antecedentes familiares", asegura Johansson.

La mejor forma de combatir esta respuesta del organismo de hipersensibilidad a los alérgenos, o agentes susceptibles de producir reacción alérgica, es evitar su contacto, ya sea por inhalación, ingestión, exposición o cualquier otra vía.

"Cuando esto no es posible", dice Johansson, "que sucede en un gran número de casos, como frente al polen o los ácaros del polvo doméstico, lo más aconsejable es la inmunoterapia o vacunación a medida. Este abordaje, que sería el único tratamiento curativo, puesto que todas las demás medidas son sintomáticas o paliativas, sólo es útil en torno a un 40% de los casos. Es especialmente eficaz ante la picadura de avispas y abejas y en los procesos de rinitis y asma produdios por distintos alérgenos inhalados".

El especialista del Karolinska subraya que a veces lo más arduo es conseguir detectar el alérgeno o alérgenos causantes. Como ha demostrado el estudio Allergy : living & Learning, publicado en 2001 en la revista Allergy, el 30% de los europeos alérgicos no tiene diagnóstico de confirmación mediante las pruebas actualmente disponibles. Este análisis epidemiológico, en el que han intervenido 7.000 pacientes de Alemania, Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Holanda, Italia, Noruega, Reino Unido y Suecia, evidencia que una tercera parte de la población europea alérgica ha sido considerada como tal sólo mediante diagnóstico clínico de sospecha a partir de los síntomas.

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