Buen provecho y digestión

Es algo relativamente fácil en la vida trasmitir enseñanzas, recetas, compartir con otros los conocimientos, en mi caso los de mi trabajo de siempre: la cocina, pero francamente es mucho más difícil saber expresar sentimientos, sobre todo cuando estos se desbordan.

Es lo que me sucede en estos momentos de alegría en la pesadumbre, cuando el equipo de tu vida, el de tus amores y sinsabores, el de la gloria y el de las relativas frustraciones, ese equipo de fútbol próximo y sencillo, con una base autóctona (orgullosos de nuestras raíces) pero con unos oportunos refuerzos foráneos (como sucede así mismo en la mejor cocina), como es la Real Sociedad, nos ha hecho felices. Ese equipo para andar por casa y que casi, de forma increíble, consigue casi lo máximo en la Liga. Una Liga con más estrellas que la Michelin y que se te antoja algo que parece, al menos sobre el guión previo, inexorablemente destinado a los grandes, a los galácticos. La verdad es que parece que estamos en un sueño. Y eso que este premio no ha llovido del cielo. Ha sido esta temporada la Real el equipo mas regular del campeonato, el que más ha hecho disfrutar por su buen fútbol no sólo a nosotros sus seguidores, sino a miles de personas que han sabido, objetivamente, sin pasión alguna, valorar estas cualidades. Un equipo respetable, honesto, con un equipo técnico capacitado y jatorrra [buena gente], discreto, humilde pero seguro de lo que hacía.Un equipazo de jugadores que ha sido siempre un equipo, sin galones falsos (como me gusta jugar a mí en mi cocina, con unión, disciplina, profesionalidad y cariño).

Es que, desde luego, para mí la Real es, por supuesto, más que un club, del que llevo formalmente como socio desde mi juventud -y ya tengo sesenta tacos- y como forofo desde niño. Encima, por si esto fuera poco, ha sido un equipo familiar. Dos de mis primos, José Mari Galardi y Pela Arzak, han sido históricos jugadores del Club Txuri Urdin blanquiazul y todos y cada uno de los presidentes, y muchos directivos, técnicos y jugadores han sido y siguen siendo amigos e incluso clientes, gastrónomos agradecidos de mi casa. No les parece nada casual el paralelismo entre un restaurante como nuestro Arzak, del alto de Vinagres, pequeño, sencillo, arraigado en una barriada donostiarra y que tras muchos años de esfuerzo se le han reconocido múltiples distinciones en el mundo, y nuestro equipo, que, sin hacer ruido, se ha colocado entre los grandes de Europa. Además, siempre he creído que detrás de la cocina creativa (como ocurre en el rock) hay sobre todo sentimiento. Y por supuesto, detrás de nuestra Real también hay un sentimiento colectivo que afortunadamente une a todo un pueblo, que hace vibrar a una colectividad deseosa de vivir la vida y disfrutar de sus placeres con los cinco sentidos

Buen provecho de estos éxitos -porque esta temporada ha sido un éxito- y que los sepamos digerir con entusiasmo pero sin fanfarronería, con mucha alegría pero sin perder la cabeza. Locos de contentos pero cuerdos, es decir, conscientes de que tal vez este éxito, pese a la derrota final, sea irrepetible y de que hay que estar con el equipo a las maduras pero también a las duras. Y es que la Real es y será siempre, por encima de todo, una de nuestras mas sanas pasiones. ¡Beti [siempre] Real!, y honor al campeón, como corresponde a nuestra forma de ser. Nobleza obliga: buen provecho y digestión, también, al Madrid.

Juan Mari Arzak es cocinero