Triunfo de Valderrama
Hubo brillantes chispazos de torería y todos los protagonizó Domingo Valderrama, un torero de buenas maneras y enorme corazón que, inexplicablemente, está en el dique seco.
Le concedieron las dos orejas de su segundo toro por una faena que fue la emocionante confirmación de su sello de torero artista y valiente. El toro, de enorme presencia, embistió con templanza y le permitió una labor torerísima basada en pases por ambas manos de gran empaque y belleza. Las tres tandas de redondos fueron muy jaleadas por su hondura, y citó, después, por naturales con la muleta recogida y dibujó dos largos y profundos ligados perfectamente con el de pecho. Su tarjeta de presentación la había mostrado al comienzo de faena de muleta de su primero. Se dobló por bajo con gran decisión, genuflexa la pierna derecha, en pases largos con el toro embebido; recuperada la verticalidad, dibujó un precioso cambio de manos y cerró la tanda con un hondo pase de pecho que emocionó a los tendidos.
Bayones / Mejías, Valderrama, Pineda
Cinco toros de Los Bayones -el 3º, devuelto-, bien presentados, blandos y descastados; el 4º y el sobrero, de Murube, flojos y descastados. Marcos Sánchez Mejías: algunos pitos y silencio. Domingo Valderrama: ovación y dos orejas. Fernández Pineda: silencio; aviso y silencio. Plaza de la Maestranza, 19 de junio. Corrida del Corpus. Algo menos de media entrada.
La ilusión que derrocha este torero le falta a Sánchez Mejías, que dice que ha vuelto para triunfar, pero pocos se lo creen. Sobre todo, después de la imagen de absoluta tristeza que dejó ayer en La Maestranza. En su primero se mostró como un torero que no cree en su futuro: no se colocó una sola vez para citarlo y todo quedó en probaturas de las que producen más lástima que desaprobación. Y la primera impresión la corroboró en el quinto. Nada.
Pineda salió mermado de facultades a causa de una reciente lesión en el pie izquierdo. Su labor no pasó de voluntariosa. Es torero de buen corte, pero ha toreado muy poco y no le han respetado los toros. No brilló nada ante su soso primero, y mejoró sensiblemente en el otro, al que toreó con quietud y largura con la mano derecha.
Babelia
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